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30 de mayo de 1961, el gran final de un tirano

Por Augusto Alvarez

Luego de ser apuntalado en el poder, tras la intervención imperialista de 1916, el sanguinario régimen de Rafael L. Trujillo fue ejecutado un 30 de mayo de 1961.

En medio de un fuego graneado, el chacal de San Cristóbal fue acorralado y ajusticiado por un equipo selecto, mixto, mientras se desplazaba a su ciudad natal.

Felizmente, los personajes que hicieron posible poner fin a una de las tiranías más sangrientas eran figuras que vivieron en el vientre del chacal y conocían cada detalle de su accionar.

Ellos expusieron el pellejo para que en el país brillara un nuevo día.

La disciplina importante a la hora de emprender una acción como la del 30 de mayo requería de una voluntad de acero, y al mismo tiempo, destreza para enfrentar a los criminales que, aunque ya decapitado el régimen, el hijo mayor de Trujillo, Ranfi, ordenó e incluso participó exterminar a varios valientes implicados en la cacería del tirano.

El clima de inestabilidad política se caracterizó por lo que a nuestros juicios, fue un experimento de la Banda Colorá, la cual fue capitaneada por Balá.

Una vez «superado» el trujillismo, las pugnas entre los herederos de las propiedades del tirano (todas eran de él) provocó una situación que conoció a más de un Triunvirato, el cual condujo a la guerra de abril.

Y como el hilo manejador de la crisis es Estados Unidos, estos instalaron en el poder a la cabeza pensante del trujillismo: al doctor Joaquín Balaguer.

Luego de más de 5 décadas de haber ajusticiado a Rafael L. Trujillo, ¿persiste algún peligro a un regreso de su criminalidad?

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