Necesidades de los demás

AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Todo ser humano tiene la necesidad de movimiento, si no nos movemos se atrofian nuestros músculos, lo mismo sucede con el espíritu, las personas que se aíslan no quieren salir, no se desplazan, no quieren salir de su zona de confort, terminan atrofiados mental, emocional y espiritualmente.
Jesús no los muestra con su constante caminar por todas partes realizando sus grandes obras de salvación, lo que significa que, desplazarse de un lugar a otro, es una manera de poder parpar y enfrentarnos con otras realidades del mundo, incluso de nuestro entorno, es necesario salir de nuestros ámbitos seguros y conocidos, de lo que ahora solemos llamar zona de confort, para abrirnos a conocer las necesidades de los demás.
Debemos crecer espiritualmente, como lo hacía Jesús, por ejemplo, al subir al monte, nos invita a que ascendamos en nuestro nivel de ver, comprender y reflexionar sobre la vida, sobre tantas situaciones y realidades que piden de nosotros una mirada más amplia.
Todos tenemos problemas y siempre queremos solucionarlos a la mayor brevedad. Es Jesús quien podría ayudarnos a encontrar esas soluciones, El sale siempre al encuentro de nosotros; sabe ver las necesidades, siente compasión por todos haciéndose cargo del mundo, no vive ajeno a nosotros, a lo que nos pasa y esto sin importar que seamos (ricos, pobres, buenos o malos…), pues no es indiferente a nada ni a nadie.
Es el Padre Dios quien reclama la falta de compromiso y responsabilidad de muchos frente a las necesidades de los demás, El quiere que imitemos la vida de su Hijo Jesús, sus actitudes y su coherencia ante su misión de ayudar al prójimo.
A diario vemos mucho sufrimiento, guerras, dolor, muertos, hambre, necesidades, refugiados, y ¿qué estamos haciendo? Los cristianos en esto deberíamos ser los primeros, los más comprometidos en dar la talla, colaborando en la misma misión de Jesús.
Es en este mundo llamado desarrollado, al que pertenecemos, con mucho bienestar para algunos, donde los cristianos tenemos una gran responsabilidad y deuda con esa parte de la humanidad privada de los bienes que tantas veces derrochamos. No tenemos “perdón de Dios”, si no compartimos. Necesitamos alimentarnos espiritualmente para vivir, y entender estas realidades.
Evitemos la actitud cómoda de querer acudir a Dios cada vez que nos encontramos con situaciones de carencia, dolor, pobreza, Él quiere que nosotros accionemos en favor de los desposeídos y lo ayudemos en la transformación del mundo.
Víctor Martínez te invita a asumir una actitud diferente frente a los demás, a ser más solidario, ayudando y apoyando sin excusas, no importa que sea poco lo que tu compartas.
Cuando actuamos así, lo que tenemos se multiplica, si todo lo que está a nuestro alcance lo reconocemos y agradecemos como dones, como regalos, el verdadero milagro acontece ahí porque el egoísmo queda vencido. Nadie acapara sus bienes. Compartir nos hace vivir en esa comunión con los demás y con Dios.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes, gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Diana Freites.
Hasta la próxima.