Los golpes de Estado… ¿Se asoman?

Exceptuando la masacre golpista, en 1973, cuando Washington eligió al general Augusto Pinochet para asesinar al entonces presidente Salvador Allende, llegó una brevísima pausa.
Sin embargo, como maña vieja no es costumbre observamos algunos zigzag de Estados Unidos, en retomar la senda que a su modo de operar, en el pasados arrojó buenos resultados.
Después de Chile, qué siguió? Hugo Chávez, en Venezuela, y Rafael Correa, en Ecuador… ¿Regreso de los gorilas a Brasil, tras el toro de Jair Bolsonaro y la tambaleante postura de Lula da Silva?
En Perú, el proyecto golpista contra el presidente Pedro Castillo cuajó, al elegir Washington a la entonces segunda figura, la señora Dina Boluarte, y los congresistas fujimoristas para tomar la Presidencia.
En realidad, Estados Unidos viene tropezando desde la época de Hugo Chávez en Venezuela.
En Honduras tuvo que llevarse preso a Juan Orlando Hernández por implicaciones con el narco, y sancionar a Michel Martelly, en Haití, un hombre que desde la presidencia de dicha nación se vinculó al narco.
Al analizar la epidemia de golpes en nuestra América, además de saquear a las naciones víctimas de golpes de Estado, cuál es el gran legado a tener en cuenta?
Juzguemos como tribunal del pueblo…