AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
El Espíritu Santo, inspira a Sofonías para hacernos notar que el Señor ha revocado nuestra sentencia y ha expulsado a nuestro enemigo, que no debemos temer mal alguno porque el Señor está en medio de nosotros, esto dándonos señales de la cercanía de la venida del Hijo de Dios, que vendrá a traer amor y paz a este mundo.
De la misma manera el Salmo en Isaías 12 nos manda a confiar y no temer a nada, pues Él es nuestro Dios y Salvador, nuestra fuerza y poder.
Luego es San Pablo 4 quien nos manda a alegrarnos en el Señor, a dar a conocer a todo el mundo nuestra sensatez y prudencia, garantizándonos que, en todo momento, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, nuestras peticiones deben ser presentadas a Dios y la paz de Dios custodiará nuestros corazones y pensamientos en nombre de Cristo Jesús.
Es muy probable que san Pablo se estaría refiriendo a la próxima venida de Jesús, pero a nuestro corazón, en esta vida. No necesariamente tiene que ser un fenómeno místico especial, sino algo bastante normal. Se trata de esos momentos que todos hemos vivido alguna vez o muchas veces, en los que nos sentimos llenos de un amor y una felicidad que parecen sobrenaturales, al compartir con nuestros familiares o amigos. Son momentos en los que uno siente que está viviendo un anticipo del Reino de Dios.
Frente a todos estos mensajes de aliento, entusiasmo, esperanza, el Señor en el Evangelio de San Lucas 3, nos señala lo que él quiere que hagamos: compartir ropa, comida, bienes materiales con el que no tiene, no exigir más de lo establecido, no extorsionar ni aprovecharnos de nadie con falsas denuncias y estar contentos con la paga, con la vida, con lo que tenemos.
Es esta la forma en la que todo cristiano bautizado debe comportarse, sobre todo por la presencia del Espíritu Santo, quien mora en nosotros y nos invita a vivir el Reino de Dios.
Estamos celebrando la Navidad, fiesta religiosa pensada para vivir este Reino, al celebrar el nacimiento del Niño Jesús junto a nuestros familiares o con nuestra comunidad.
A Víctor Martínez le entristece ver personas que detestan la Navidad porque sienten que les fuerza a hacer cosas o a ver a familiares que les incomodan, pero lo cierto es que esas personas no se han preocupado de prepararse interiormente para vivir bien la Navidad, y menos aún han ayudado a su familia o a su comunidad a hacerlo.
Y de esto es de lo que nos habla san Juan Bautista en el pasaje del Evangelio de hoy, de prepararnos para recibir al Señor. Lo que Jesús nos pide es que compartamos nuestro cariño y nuestra alegría, nuestras cosas materiales, y eso sólo se puede hacer si acudimos a la fiesta de Navidad bien dispuestos y preparados para hacerlo con todos, incluso con los que nos incomodan o con el prójimo más lejano.
Sentir que el Niño Jesús nace en nuestro corazón y en el centro de nuestra familia y de nuestra comunidad, es compartir todos juntos su amor y felicidad, entonces, como dice el profeta Isaías, experimentaremos que el Niño Jesús es nuestro Dios y Salvador, y sentiremos que podemos confiar en Él, y que no debemos temer nada, pues Él está con nosotros y si está en nosotros, en nuestro interior, saldrá una auténtica y genuina acción de gracias, e invocaremos su Nombre cantando todos juntos y celebrando con alegría.
Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad, es el deseo de nuestra hermana Matilde Farach quien ha hecho posible que este mensaje de amor llegue hasta todos ustedes.
Hasta la próxima.