Ezequiel Molina dijo verdades y omitió realidades .
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Por Augusto Álvarez
Admiramos la capacidad convocatoria de los tributos de la Batalla de la Fe.
Pero no se trata de que, tal o cual figura, en distintas órdenes de la creencia, enfatice en puntos y se muerda la lengua en cuanto tiene que ver con la tierra santa.
Los crímenes en la Franja de Gaza, el bombardeo frecuente a hospitales y escuelas, creemos deben alarmar a la humanidad y seres pensantes, de ahí la extrañeza de que la iglesia enmudezca ante tal realidad.
Exponer ideas desde el púlpito, o desde una tribuna, haría que los mensajes se extiendan hacia un mayor público. ¿Por qué no referirse al holocausto que desangra al Medio Oriente?
Cualquier plataforma resulta de interés a la hora de decir verdades, y también de silenciar realidades.
Naturalmente, sabemos del riesgo que podría significar el poder sionista, pero la palabra es para decirla, no para encubrir la verdad.