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Audio: Dios nos pasa factura

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Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Dios nos pasa factura, es un título que me parece algo odioso y comerciante, pero en mi afán de responder a las tantas personas que me dicen que Dios no los oye, que por qué a unos sí y a otros no, hoy me llegó este tema en mis meditaciones de esta madrugada.

He hablado en diversas ocasiones qué hacer para que la oración sea efectiva, cómo orar, incluso he planteado la importancia de postrarse frente a Dios, de ser humildes, de comportarnos según sus directrices, para entablar buena comunicación con Él, y ser escuchados, sin embargo, no me había detenido a pensar que, hay que pagar la factura.

¿A qué me refiero? Estas pidiendo luz en medio de tus tormentos, sin embargo, tú no haces lo más mínimo por llevar luz a quienes tienes a tu alrededor en ocasiones más atormentados que tú, pides sentirte amado y no sentirte solo, pero ignoras la soledad y falta de amor que está sintiendo tu pareja o alguno de tus hijos, o amigos, que tienes a tu lado. La situación económica te tiene al borde de la locura, pero no extiende tu mano para compartir de lo poco que tienes, con tantas personas más necesitadas que tú, tantos niños muriendo de hambre en el mundo, tanta carencia de la Palabra de Dios, tantas almas solitarias y tú no eres capaz de hacer un pequeño aporte en favor de los demás.

En la familia se está sufriendo por la enfermedad de uno de sus miembros y tu oras, te angustias, pide a Dios por el milagro, pero no eres capaz de incluir al otro enfermo que está tan mal como el tuyo o peor.

Por eso digo, que Dios nos pasa factura, es esta una cadena de hermandad, donde el egoísta no entra, donde el amor lo puede todo y donde tú tienes que ser un fiel servidor del Padre que se apegue a su mandato de “Amar al prójimo como a ti mismo”.

Cuando alguien extiende la mano pidiendo una limosna y veo cómo le voltean la cara, o me niegan una contribución para apoyar nuestra misión de propagar la Palabra de Dios por el mundo entero, me parte el alma, y veo a estas personas con pena, pues no se están dando cuenta que esta podría ser la pequeña factura que Dios les está pasando para atender sus ruegos y súplicas.

Dios no te va a dejar de amar, ni te negará su misericordia, pero reclamará tu indiferencia frente a la falta de amor al prójimo.

Ahora, Víctor Martínez está convencido de que mientras más doy, más recibo, y esto hasta que duela, como decía la Madre Teresa de Calcuta, desprenderte de lo poco que tienes frente a la necesidad del que sufre o necesita alimento espiritual, para glorificar al Padre, es el mayor gesto de hermandad.

¡Que error! decir: “no te puedo ayudar (con las cosas de Dios) porque mi familiar está enfermo, o porque se me averió el vehículo, o porque he tenido muchos gastos con el viaje, o porque estamos en una situación muy difícil”, esto es cerrar el canal para que las energías del dinero fluyan en tu vida y se multipliquen.

Bien decía Francisco de Asís: “Dando es como recibimos, perdonando es como tú nos perdona, y muriendo en Ti, es como nacemos a la vida eterna”. Amén.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Carolina Hernández.

Hasta la próxima.

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