
AYUAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
El ramadán es el noveno mes del calendario islámico, respetado por musulmanes como el mes del ayuno, oración, reflexión y comunidad.
Cada año el mes en el que se celebra el Ramadán cambia en torno al mes lunar. Es una conmemoración de la primera revelación de Mahoma.
El cumplimiento anual del ramadán está considerado como uno de los Cinco Pilares de Islam y su duración es de veintinueve a treinta días, a partir de la luna creciente hasta la próxima luna creciente.
Los ayunos van desde el amanecer hasta el ocaso y es fard (obligatorio) a excepción de personas adultas con enfermedades crónicas, que estén viajando, embarazadas, en periodo de lactancia, diabéticas, o durante la menstruación. La primera comida debe darse antes del amanecer y es denominada suhur y el festín nocturno denominado iftar.
Las recompensas espirituales (Sawāb or Thawāb) por los ayunos se multiplican durante el Ramadán. Consiguientemente, los musulmanes no solo se abstienen de consumir alimentos y bebidas, sino también de productos del tabaco, relaciones sexuales, y comportamiento pecaminoso, dedicándose en cambio al salat (oración), recitación del Corán, realizando acciones benéficas y fortaleciendo la pureza y conciencia hacia Dios (taqwa).
El nombre de «ramadán» en árabe proviene de la raíz ramada (en árabe: رمضاء) que significa quemar y ardiente; el mes de ramadán se denomina así porque en este mes los pecados son perdonados como si fueran quemados.
La Cuaresma es un tiempo litúrgico que tiene lugar durante un período de 40 días. Inicia cada año el Miércoles de Ceniza y concluye en Jueves Santo.
Este año, la Cuaresma tendrá lugar entre el 5 de marzo y el 17 de abril.
Es una festividad que no tiene fecha fija, sino que depende del inicio de la Pascua, la cual se establece el primer domingo después de la primera luna llena de la primavera. A partir de ahí, se cuentan cuarenta días hacia atrás, excluyendo los domingos. Esa será la fecha en que inicie la Cuaresma.
De forma tradicional, la Cuaresma supone un período de penitencia y purificación que prepara a la comunidad cristiana a la Pascua y Resurrección de Cristo. La celebración simboliza, entre otras cosas, los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto ayunando mientras era incitado por el diablo.
La Cuaresma supone un tiempo de gracia divina en el que los devotos tienen oportunidad de acercarse a Dios. Así, es común realizar actos de penitencia con el fin de purificar el cuerpo y el alma. De este modo, se incrementa la oración mediante el Vía Crucis, el ayuno, las abstinencias, las prácticas de la caridad, actos penitenciales practicando incluso los sacramentos.
En este tiempo se intensifica la confesión y la reflexión que los fieles hacen sobre su propia experiencia. Es un momento de arrepentimiento y reconciliación. También es período de ayuno y abstinencia de comer carne durante los días viernes, entendiéndose esto como un acto de purificación.
Asimismo, en la Cuaresma se intensifica la lectura de la Biblia y los actos espirituales, de misericordia y el recuerdo o la celebración del Bautismo.
Con lo que Víctor Martínez se sorprende al conocer las prácticas en otras creencias y religiones del ayuno, abstinencia, caridad, penitencias para el perdón de los pecados, es como, mientras los católicos estamos siempre acomodando nuestros principios religiosos al mundo moderno, minimizando la importancia del ayuno, las abstinencias, las obras de caridad y actos penitenciales para purgar nuestros pecados, otras creencias se toman tan en serio su tiempo y actividades para purificar sus almas del pecado, para crecer espiritualmente y acercarse más a Dios, con mayor razón en un mundo que está cada vez más convulsionado, inmerso en el pecado y alejándose de Dios.
Oro mucho por mi religión y nosotros los católicos que ni siquiera queremos arrodillarnos ante Dios por comodidad, cuando debemos orar postrados en el piso con humildad ante el Creador, y que ni siquiera tenemos tiempo para sentarnos a conversar con Dios media hora al día y vivimos quejándonos de que Dios no nos escucha.
Gracias a mi hermana Aurin Aybar por hacer posible que este mensaje llegue a todos ustedes.
Hasta la próxima.