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Audio: Trabajemos hoy, nuestra santidad

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 AYUDAME A SALVAR UNA VIDA 

 

 

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Continuamos hoy con nuestro peregrinar en estos 40 días de cuaresma, hagamos el propósito firme de llevarlos al pie de la letra para alcanzar nuestro objetivo final de tener un encuentro cercano con el Padre.

En el Libro del Levítico 19 Dios nos hace un llamado a ser como Él, santo, “serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo” y empieza a trazarnos las pautas para alcanzar esa santidad:

No robar, ni defraudar, ni engañar, no jurar en falso profanando el nombre de Dios. No explotar a tu prójimo ni lo expropiarás. No engañar a tus empleados ni dejar de pagarles.

No maldecir al sordo ni poner tropiezo al ciego. Temer a tu Dios. No dar sentencias injustas. No serás parcial ni por favorecer al pobre ni por honrar al rico. Si tienes que juzgar hacerlo con justicia a tu conciudadano. No andarás con cuentos de aquí para allá, ni declararás en falso contra la vida de tu prójimo.

No odiarás de corazón a tu hermano. Reprenderás a tu pariente, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Nos recalca el salmo 18 que las palabras del Señor son espíritu y vida, pues la ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos, describiéndonos así, cómo es, vivir la santidad en nuestro interior.

Pero para Dios lo más importante es el amor que profesamos al prójimo, por lo que, en san Mateo 25, nos muestra como Dios nos evaluará.

“Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha: «Vengan ustedes, benditos de mi Padre; hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, fui forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, en la cárcel y vinieron a verme».

Entonces los justos le contestarán:

«Señor, ¿Cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿Cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?».

Y el rey les dirá:

«Les aseguro que cada vez que lo hicieron con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicieron».

Y entonces dirá a los de su izquierda:

«Apártense de mí, malditos, vayan al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber, fui forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y en la cárcel y no me visitaron».

«Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicieron conmigo».
Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna». Palabra del Señor.

Es así como Dios quiere que mostremos nuestra santidad, debemos alcanzarla a través del prójimo, de lo que hagamos por los demás, si no es a través del hermano no lo vamos a lograr.

Víctor Martínez te exhorta a ser más desprendido, estas rodeado de gente que tienen grandes necesidades, extiende tu mano, no seas tan agarrado, tan tacaño, tan medido, tan escaso con las cosas de Dios, que son las del hermano, trabaja tu santidad compartiendo de lo poco o mucho que tengas.

Gracias a Diana Freites por hacer posible que este mensaje llegue a todos ustedes.

Hasta la próxima.

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