Reclamando a los colegios

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REFLEXIONES…

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadasim, ¿nasilsin?

Ante todo, deseo aclarar a mis oyentes de Turquía y otros países civilizados que esta reflexión está muy lejos de identificarse con ustedes.

En República Dominicana, el país del amor, de las bellas y hermosas playas y la gente acogedora, se ven cosas que desdicen mucho de nuestra identidad.

Hoy debo reclamar a los colegios, porque un chico en la edad de la pubertad, con ligeras limitaciones, fue expulsado de su colegio, por su natural inquietud.

Sus excelentes padres al ver como se afecta su autoestima acuden a mí, y cómo ustedes lo supondrán intervine de manera exitosa, a Dios gracias.

Han recorrido todos los colegios buscándole inscripción y nadie lo quiere aceptar, y eso que hablamos de educación inclusiva.

Que si su nivel académico, que si no estamos preparados para aceptar estos casos, que si ya no tenemos matrícula, y una serie de excusas que no tienen en cuenta a una criatura que tiene un valor espiritual y personal extraordinario.

Su madre me llama desesperada porque no encuentra lugar para su hijo. Se estremeció mi conciencia, pues ahí era donde Víctor Martínez abría las puertas de su colegio y de su corazón a todos los que sin importar su condición necesitaban ser acogidos, no solo por mí, sino por mi excelente personal docente y mis extraordinarios estudiantes excelentes, a quienes no les importaban los compañeros con limitaciones, ellos se ocupaban de acogerlos y ayudarlos.

35 años realizando una labor meritoria para glorificar al Padre, no sirvió para demostrarle a mis colegas de los diferentes colegios, que educar no es enseñar y ganar dinero, es amar, transformar, rescatar, salvar a los niños y adolescentes que sin importar sus limitaciones y sus condiciones económicas tienen derecho a encontrar un colegio diferente.

Dios tenga misericordia de quienes no permiten que esos pequeños se acerquen a Él.

Hasta la próxima.