Señor, he tenido que buscarte en todas partes
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AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
REFLEXIONES…
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Vivo en una ciudad, inmerso en una cultura y con una posición en desventaja para ayudar a la gente como yo quisiera.
Ver tantos niños de los países vecinos en guerra, deambular por las calles pidiendo, personas que combaten el frío y el hambre en espera de una limosna, huérfanos y desamparados como fruto de las destrucciones de los terremotos, es algo que te hace sentir impotente, por no poder organizar jornadas de ayuda, sobre todo para los niños.
Solo me resta extender mi mano amiga, de manera tímida, para repartir una limosna, comprarles un alimento, gracias a los aportes que ustedes me hacen en nombre de la fundación, lo que no dejo de hacer es, tratar de llevar una bendición en nombre de un Dios a quien no reconocen, pero que de igual manera los ama, Jesús.
Hoy me levanté deseoso de arrodillarme ante el Santísimo a elevar mis oraciones, dada la imposibilidad, por la falta de una Iglesia Católica a la cual asistir, no me quedó más que reconocer la presencia de Dios en la soledad de mi habitación y después de orar por un buen rato, salir a buscar los rostros cansados de tantos necesitados para aplacar mi tristeza y encontrarme con Dios en la comunión del hermano.
Es este uno de los cambios y retos que Víctor Martínez en su nueva vida, ha tenido que asumir con amor, reconociendo la presencia de Dios en todas partes, siempre a mi lado y renunciar a la idea de que solo al entrar a la Iglesia Católica, podía estrechar mi relación con Él de manera más efectiva y legal. Hoy he tenido que buscar a Dios, en cada rostro y en cada corazón, llevando al Padre, con su Hijo y Espíritu Santo a través del amor, a cada hermano, sin importar su credo.
En este país no aparece un crucifijo, un rosario, una imagen en ningún sitio, ojalá que todo el que venga a Turquia de turista y me conozca, me traiga algunos de esos pequeños detalles que podríamos dejar en manos de quienes nos rodean, para predicarles a un Dios que siendo el mismo de ellos, nos regaló a su Hijo Jesús, a quien ellos reconocen como gran profeta, enviado a través de la Virgen María, por obra y gracia del Espíritu Santo, pero no reconocen como el mismo Dios.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes como cortesía de un exalumno muy agradecido.
Hasta la próxima.