A la Policía, Dio Astacio y al mercado de Los Mina… ¡Cógelo, Picante!
Buenos tardes…
A Dio Astacio, el flamante alcalde de Santo Domingo Este, la Policía le puede armar un lío en el mercado de Los Mina.
Resulta que la administración, con el aval del alcalde, ordenó la continuación de los trabajos de reconstrucción de dos casillas, dentro de las instalaciones de esa plaza pública, y la Policía lo impide. ¡Ave María Purísima!
Los comerciantes dicen que la Policía se inmiscuye en asuntos municipales, que carece de autoridad para impedir la reparación de locales a lo interno de esa plaza, están muy guapitos y responsabilizan a Dio Astacio de los conflictos que puedan ocurrir allí.
Ya lo sabe, el comandante de la Policía de Los Mina, es culpable de cualquier situación que ocurra en el mercado de ese populoso sector de San Domingo Este.
Y hablando de Policía, nos expresan algunos oficiales, de diferentes rangos, que la gestión de Guzmán Peralta ha sido la peor en la historia de esa institución. De eso, no tenemos dudas.
¡Atención, presidente Luis Abinader! Oficiales de la Policía quieren saber, por qué usted mantiene al frente de esa institución a un hombre tan cuestionado, como Guzmán Peralta.
Por cierto, presidente, abra los ojos, ¡atención, país! Se rumoran cambios y ascensos en los predios de la Policía Nacional, y si se dan esos cambios que están sonando, le rezaremos el réquiem eterno a la cacareada, pero fracasada reforma policial.
Presidente, tenemos todas las pruebas sobre el tenebroso y negro historial de los principales jerarcas de la Policía. Están a su disposición.
¡Qué vergüenza, Presidente! Usted, una persona comprometida con la transparencia del Estado, designa a un jefe y a un inspector general de la Policía, involucrados en gravísimas y millonarias irregularidades. Tenemos las pruebas y están a su disposición.
Presidente, designe a personas honestas, no cuestionadas, en los principales entes policiales, haber si de esa forma, usted hace realidad su «natimuerto» proyecto de reforma policial.
¡Atención, presidente! Como usted es un ciudadano comprometido con la transparencia, que combate la corrupción y que no acepta la impunidad, ordene una profunda y real depuración en la Policía Nacional.
Lo único, Presidente, le advertimos, que si esa depuración se hace, de arriba para abajo, y de abajo para arriba, lamentablemente, habrá un ¡cambio! por obligación, pues la Policía quedará sin sus principales cabezas, sin excepción.
¡Presidente! Si hacen una verdadera depuración en la Policía, se caerán todos los altares, vuela hasta el pupilo de su hermanita, y al día siguiente, su reforma policial resucitará de entre los muertos.
Hasta la próxima, pero no conocemos al general Cruz Cruz, es él quien debe explicar lo que sucedió en los tres años que estuvo manejando a su antojo los fondos del Hospital General Docente de la Policía Nacional.
General, no reaccione así, tenemos su expediente, avalado por dos auditorías.