Abinader, en oposición era una cosa, y en el gobierno, todo lo contrario
¿Cógelo, Picante!
Buenas tardes…
Mientras en el caso INTRANT-semáforos-espionaje (expediente Camaleón), no caigan todos los que son, seguirá siendo un show, un espectáculo orquestado por los altares para desviar la atención de la población sobre los problemas nacionales.
Los apagones están aterrorizando a la población, y no hay solución a la vista.
La inseguridad ciudadana es horrible, espantosa y preocupante, y solo se ve mejoría en “los informes” que hacen el Ministerio de Interior y Policía y de la Dirección General de la Policía. Sólo teatro.
Que vayan a los barrios de Santo Domingo Norte, o de Santo Domingo Este y Oeste, o de Santiago, La Romana, San Pedro de Macorís e Higüey.
Señores, es una vergüenza, los puntos de drogas están a una esquina de algunos cuarteles de la Policía Nacional, y en Villa Mella, por ejemplo, hay policías que les dan su número de teléfono a narcotraficantes. ¡Qué vergüenza!
Hay un asistente del director de la Policía, por lo menos uno, mientras que se averigua el caso, que protege a un poderoso narcotraficante, en Santo Domingo Norte, y tenemos las pruebas en nuestro poder.
Y que el director de la Policía lo desmienta, que vamos a revelar nombre y apellidos, y también el pasado oscuro de ese león, que es su asistente. Aunque el director no es ningún santo, porque si en este país hubiese transparencia gubernamental, él no estaría en ese cargo.
Y si disfrutamos de un gobierno transparente, que diga el director de la Policía, quién era la mujer que conducía un vehículo nuevo de esa institución y que lo desbarató en un accidente, en ruta hacia el Batey Tarana.
El presidente debe ordenar que se investigue, si es verdad que se preocupa por la transparencia de este país, la mafia que dicen, existe en la Policía Nacional con los incentivos a los oficiales, y que inicie por la DIGESETT.
Cuando el director de la Policía, lo niegue, o el director de la DIGESETT, Relámpago Informativo solicitará unos datos a Guzmán Peralta y otros al brigadier Osoria de la Cruz. ¡No desesperéis!
Por ahí viene la cacareada reforma fiscal, que entrará por el Congreso Nacional procedente del Poder Ejecutivo. Allí, le pondrán los sellos gomigrafos correspondientes, de cada cámara, y la devolverán al Ejecutivo para su promulgación y registro, y después, el tablazo a la población.
Los dominicanos ansían tener como presidente a Luis Abinader, aquel que en la oposición prometió acabar con la corrupción, con la impunidad y con la inseguridad.
Aquel Abinader que prometió bajar los combustibles, poner en marcha una reforma fiscal, que bajaría los impuestos, que decía que el ITEBIS de un 18% era exagerado.
Los dominicanos deseamos un presidente como el Luis Abinader que calificó de ilegal e injusto el cobro de impuestos a las importaciones de artículos valorados en US$200 dólares, el de hoy quiere gravar los artículos que cuestan 150 dólares.
Los dominicanos vemos que el Luis Abinader, presidente, que gobierna al país, no se parece en nada, absolutamente en nada a aquel Luis Abinader, que en la oposición hablaba bonito y pintaba pajarito en el aire.
El Luis Abinader de ayer es todo lo contrario al Luis Abinader de hoy.
El de ayer desapareció junto con Marcha Verde. El de hoy es todo lo contrario, es un aliado de la corrupción, de la impunidad, no le importa la transparencia y premia a los corruptos. Sobran las pruebas.
Recuerden que el Luis Abinader de ayer se quejaba de los altos precios de los productos de la canasta familiar y de los medicamentos.
El Luis Abinader de hoy, es todo lo contrario, en su gobierno, todos los artículos de la canasta familiar y los medicamentos, han duplicado, triplicado y hasta quintuplicado su precio.
El Luis Abinader de ayer criticaba los llamados intercambios policiales, el de hoy apoya las ejecuciones vulgares de ciudadanos, y de estas ejecuciones, sobran las pruebas.
El Luis Abinader de ayer, era aplaudido por dondequiera, al de hoy, ya no lo quieren ver ni en pintura.
¡Esperen! Nos llama un ciudadano para preguntar ¿dónde están los cuartos que dejó la señora Zoila Martínez en la Defensoría del Pueblo? ¡Cógelo, Picante! no sabe de esa vaina, pregúntenle a Pablo Ulloa.