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Boda sangrienta, muertos y heridos por montón

Por Augusto Álvarez

Sin ninguna duda, la muerte y la sangre fueron los invitados por excelencia a la boda afgana.

En doble atentado en Kabul, populoso barrio de la capital de Afganistán, 63 personas fueron víctimas mortales de dos bombas hechas estallar por terroristas, en tanto cerca de 80 aún están siendo atendidas en hospitales.

En el centro mismo del escenario de la matanza, alguien refirió la existencia de una cultura del crimen del islamismo. ¿Es posible una tal cultura contra la vida?

El cegar vidas inocentes podría ser un culto a la maldad, no una cultura, algo que va con cierta naturaleza de seres deformados, como podría ser el caso del o los autores de la matanza en Kabul.

Los sádicos segadores de vida tienden a terminar lo que fue su vida, en el mismo lugar de sus víctimas. ¿Dónde está la parte cultural?

¿Un sábado 17 de agosto tiene alguna significación en el calendario islámico?

El ramillete de víctimas en una boda tiene una lógica leyenda: odio a la vida y la maternidad que se supone sigue al casamiento.

Naturalmente, la matanza colectiva va más allá de las religiones u otros dogmas, aunque la elección de una boda habría significado ahora el rasgo distintivo.

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