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¡Venga gente, venga pueblo!

Una pregunta, ¿existe alguna posibilidad de que en las barriadas populares puedan presenciar una obra de teatro?

Humildes ciudadanos, hasta años recién finalizados, solían confundir el cine con el teatro.

Naturalmente, los asiduos al teatro proceden de un ambiente cultural/económico menos contaminado por la propaganda y las trabas que la formación de clase impone.

La misma sociedad se ha encargado de formar una frontera (económica) entre quienes deben acceder a las grandes presentaciones teatrales y quienes no.

Abrir la puerta del Teatro al pueblo (es posible que al principio la gente se duerma en una Opereta), aunque sea una vez al año, constituiría un buen arranque.

También sería que alguna vez, el Teatro se acerque al pueblo, y esos ciudadanos a los cuales muchos no desearían ver entre el cortinajes, alfombras y butacas del Teatro Nacional, entiendan que la cultura es para todo.

Aquel grito de “venga gente, venga pueblo “podría hacerse realidad, cuando el Teatro se vista de humildad, y sea capaz de descender a los sectores populares.

De lo que se trata, no es de ¿cualquierizar? el Teatro, sino de provocar que la cultura no sea exclusiva de los amos…

Muchos funcionarios, al igual que algún que otro comunicador, nos arriesgamos afirmar, aún no tienen ideas de emblemáticas obras teatrales, y si tal desconocimiento se da a ese nivel ¿cómo andará nuestras barriadas?

Categóricamente podríamos decir que, incluso algunos artistas de «Perico Ripiao y esos que siguen al Conejo Loco, nunca han pasado ni asistido a una obra teatral.

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