¡Otro escándalo! PN involucra prensa e iglesia en ejecución

Por Augusto Álvarez
SANTO DOMINGO, R.D.
Oficiales de la Policía Nacional provocaron otro gran escándalo, cuando haciéndose pasar por cura y periodista ejecutaron a un “delincuente”.
José Antonio Reyes, El Gordo, fue asesinado de un disparo en la cabeza, realizado por un oficial del cuerpo ¿de orden? que se vistió de sacerdote para poder llegar al sujeto.
El teniente coronel Santo Lora Báez, disfrazado de sacerdote, llegó hasta el joven José Antonio Reyes, quien accidentalmente «secuestró» a un niño y su madre, cuando entró a una casa, huyendo de los agentes que lo perseguían, buscando evitar, lo que finalmente ocurrió, que lo mataran.
Esto pareció ser una muerte anunciada. El hombre ya estaba sentenciado y la sentenció se cumplió.
Mientras el joven hablaba con el usurpador, el falso sacerdote, otro policía, haciéndose pasar por periodista, disparó a la cabeza del hombre.
[Indiscutiblemente, en estos tres últimos años del gobierno de Danilo Medina, los escándalos han estado a la luz del día en la Policía. La propia Policía Nacional, cuando sorprende a cualquier sujeto haciéndose pasar como miembro de esa institución, lo apresa y lo somete a la justicia por usurpación de funciones. ¿Y ahora?
El trágico suceso tuvo lugar en Cotuí, donde José Antonio. Reyes (El Gordo) mantenía a la familia secuestrada, por accidente, porque no fue un secuestro planificado, sino, accidentar. La retuvo como rehén para evitar ser ejecutado.
Tal y como se estila, la Policía explicó que el joven “eliminado» estaba siendo perseguido por la muerte de Heriberto Santana, en Las Colinas, del mismo municipio de Cotuí.
Tras la ocurrencia de la muerte del alegado secuestrador, y al escudarse en la iglesia y en la prensa ¿deben el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) aceptar, en silencio, que la Policía Nacional incurra en esa peligrosa acción?
Qué sacerdotes y periodistas formen parte de los cuerpos armados, siempre ha sido así. Pero, que agentes incurran públicamente en una usurpación de funciones, para ejecutar a un hombre, disfrazándose de periodista y de sacerdote, esa es una acción bochornosa, que debe ser enfrentada, tanto por el Colegio de Periodistas como por la Iglesia católica.
Al ser la Policía quien admite, se hicieron pasar por periodista y por sacerdote, se entiende que el CDP y la Iglesia Católica sabe con quién deslindar los campos de acción.
De ahora en adelante, ningún periodista debe servir de mediador, en un conflicto policías-delincuentes, porque su vida estaría en peligro eminente, ya que los perseguidos no se tragarían otro cuento de que realmente se trate de un profesional de la prensa.