REFLEXIONES: Dios habla a las nuevas autoridades
Hola, amigos, ¿qué tal? Las lecturas de hoy no han sido intencionalmente seleccionadas para el momento histórico que estamos viviendo hoy, pero yo, Victor Martínez, en mi calidad de predicador, siendo un indigno siervo del Señor, que en ocasiones es visto con misericordia por Dios, se va a atrever a invitar a las nuevas autoridades a reflexionar en torno a estas lecturas.
Isaías nos dice: “Guarden el derecho, practiquen la justicia” y nos invita a servirle a Dios, a amar el nombre del Señor, a hacer sacrificios y a orar por su pueblo.
Luego en el salmo 66 nos exhorta a que todos lo alabemos, que nuestra nación cante de alegría porque ha llegado quien regirá el pueblo, quien gobernará con rectitud y justicia.
¡Cuántas coincidencias!
La segunda lectura de san Pablo a los Romanos, nos narra cómo ellos antes eran rebeldes, pero Dios ha sido misericordioso y espera por tanto que se haga honor al ministerio, pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables.
En el evangelio san Mateo nos recuerda la existencia del demonio, del mal, la cual deben tener en cuenta en este nuevo período, los nuevos gobernantes y sus funcionarios, para que el mal no se apodere de ellos y empiecen las injusticias, la corrupción, el derroche, para que luego no tengamos que estar como aquella mujer implorando “ten compasión de mí Señor”.
Sepan ustedes queridos gobernantes que hoy asumen esta gran responsabilidad, que ustedes han llegado en un momento muy especial, diferente, en el que el mundo está siendo víctima de sus propias acciones y nosotros los dominicanos no estamos exentos de todas estas calamidades, engañar a un pueblo en circunstancias como estas, desfalcarlo, maltratarlo, no tendrá compasión ni misericordia de Dios.
Tengan mucho cuidado y no se jueguen con el Señor, El les ha brindado la oportunidad de salvar a su nación, en estos momentos tan difíciles, asuman con responsabilidad su mandato y den un hermoso testimonio de que en verdad este es el cambio.
Yo creo en nuestro nuevo presidente, en su capacidad, sus buenas intenciones y su buen corazón, espero de Él, que sea un vigilante implacable de sus funcionarios y quienes le rodean, y que jamás se aleje de la presencia de Dios.
Reciban la bendición de Dios, en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Éxitos Señor presidente.
Hasta la próxima.