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Los limpiavidrios, delincuentes a la vista de las autoridades

Por Augusto Álvarez

Del mismo modo en que muchos criminales andan en motocicletas, detrás de un joven limpiavidrios se oculta desde un adicto y hasta un potencial contagiado del COVID-19.

Puede asegurarse que la delincuencia florece ante la misma presencia de la autoridad policial y del Ministerio Público, quizá temerosa de enfrentar a un protector de delincuentes.

Detenerse en un vehículo en un semáforo en rojo, es equivalente a un enfrentamiento con la ilegalidad desbordante, encarnada en un joven limpiador de parabrisas.

Desde hace un buen tiempo, un gran número de jóvenes que, con esponja y agua, esperan para limpiar los parabrisas, muchos de ellos bajo los efectos de las drogas, pues suelen drogarse utilizando cemento y hasta acetona, y las autoridades no lo ignoran. ¿Que temen para sacar de circulación a esos iniciados de la drogas?

Los incidentes generados entre conductores y limpiadores de parabrisas, crecen, mientras las autoridades, nada hacen.

La Policía Nacional y el Ministerio Público deben sacar de circulación a esa juventud, e incluir a los potables, en la industria de la construcción y hasta negociar con los gobiernos municipales, la contratación de un porcentaje de ellos.

Hablamos de un porcentaje, pues, entre los limpiavidrios, hay menores de edad que, en ocasiones, también son vistos inhalando cemento. ¡Qué vergüenza!

Hay que rescatar a esos mozalbetes, que en ocasiones, cuando conductores rechazan “su servicio”, les causan daños a sus vehículos.

Pero, además, en estos tiempos en que COVID-19 anda por doquier, ellos constituyen un elemento de contaminación, pues muchos de ellos no usan mascarillas y otros la usan, pero incorrectamente. Como quieras, constituyen un peligro y, por tanto, hay que sacarlos de las calles.

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