Senador atropella a policía y desafía a ley

Por Augusto Álvarez
De ser cierto lo que se dice en un video, sobre un hecho que habría ocurrido en una comunidad de Montecristi, la arrogancia y prepotencia, que tanto criticamos en pasado, siguen activas en el presente.
Lo que se destaca en ese video es una acción vergonzosa, que nos lleva a pensar, que en República Dominicana, aún
hay caciques, que se creen amos y señores de sus comarcas.
En el pasado reciente, este país habló claro y el 5 de julio derribó todos los imperios, dominados por caudillos, que se creían dueños absolutos de sus territorios, como si fueran herencias de antepasados.
El presidente Luis Abinader, que le está dando cátedras a su antecesor, no debe permitir en su mandato, el surgimiento de nuevos caciques.
¿Puede un senador involucrar al ministro de Interior y al director de la Policía, en procura de liberar a un ciudadano, con tres expedientes criminales, contra quien se emitieron tres órdenes de arresto?
Las órdenes de arresto son emitidas por un juez (Poder Judicial), a solicitud del Ministerio Público y entregada a la Policía Nacional para su ejecución.
Ningún miembro de la Policía puere negarse a ejecutar esa orden, porque es un auxiliar del Ministerio Público.
Los hechos
Resulta que un alegado delincuente, en Montecristi, con varios delitos graves, tiene el apoyo del senador José Pimentel Gómez, y por encima de la ley, este cacique se presenta a una dotación policial, de manera bravucona, exigiendo la libertad de ese individuo.
Como se suele decir, de dar crédito al video, quienes brindan protección a un delincuente violento, están desafiando al presidente Abinader y a su administración.
Pero, ¿es correcto, es una actitud honesta, democrática y valiente, que un senador, por más oficialista que sea, le solicite a un ministro el relevo de una autoridad que está cumpliendo con la ley o con su deber?
Si ese senador es un hombre del Presidente, parece que olvidó, que precisamente Luis Abinader nombró un Ministerio Público, para que actúe de manera independiente.
Ese senador, en lugar de buscar la sombrilla de Chú Vásquez, ministro de Interior, y del director de la Policía Nacional, ¿por qué no se dirigió directamente a la fiscal general Miriam Germán?
El senador es un ciudadano que, aunque brinde su apoyo y apadrine a quien es un delincuente, no depende de un decreto. ¿Por eso actuó como lo hizo?
El ministro de Interior es el superior inmediato, administrativamente hablando, del director de la Policía Nacional, pero no tiene autoridad para ordenar la libertad de un ciudadano, arrestado a solicitud del Ministerio Público, quien debió ser el primero en conocer las pretensiones ilegales del senador de Montecristi.
Ni el ministro de Interior ni otra autoridad, salvo el Ministerio Público, o un juez, a su solicitud de una de las partes, tras cumplir los procedimientos de rigor, pueden ordenar la libertad de un detenido contra quien existe una o varias querellas.
El senador, al violentar los canales para proteger a un acusado, ha desafiado la autoridad del Poder Ejecutivo, que es el jefe supremo del ministro de Interior y del director de la Policía.
Pero, además, si ese senador logra sacar de sus puestos a los agentes actuantes, incluyendo oficiales, está contribuyendo a mantener el clima de inseguridad ciudadana, que se vive en el país, y que sigue igual que en los tiempos de Danilo Medina.
Pero, además, ese senador, con la complicidad del ministro de Interior y del director de la Policía (si acceden a su petición de trasladar a los agentes actuantes), está contribuyendo a desmoralizar a quienes cumplen con sus obligaciones de prevenir y combatir el delito.