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REFLEXIONES: Celular, divorcios e hijos desajustados

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Hola amigos, ¿qué tal? El título de esta reflexión parece algo extenso: “Celular más indiferencia, igual a divorcios e hijos desajustados”, pero más extenso es el tiempo que algunos padres o madres le dedican a sus celulares en las casas, siendo indiferentes con sus hijos o parejas, quienes nunca se sienten escuchados.

Son muchos los matrimonios con serios problemas que vienen a consulta, y me apena escuchar la soledad que han sentido casi siempre las esposas, estando al lado de sus esposos, quienes ni las miran por estar frente a un celular.

Una esposa solitaria, que se siente sin marido que la escuche, con grandes deseos de hablar, de que la miren, pues él solo mira al celular, corre mucho peligro, pues por más íntegra que sea, está expuesta a la infidelidad, y eso pasa también con los esposos.

Pero ustedes son grandecitos, corran su suerte, triste es ver un adolescente que nunca se puede comunicar porque papá o mamá siempre están ocupados frente a una computadora o un celular, o escuchar los gritos, malos comportamientos, reclamos, del niño que ansioso por querer jugar, o hablar, compartir, es capaz de emitir comportamientos negativos para llamar la atención.

Los ponemos ansiosos, crecen sintiéndose pocos importantes para sus padres, les creamos un sentimiento de abandono, de rechazo, de soledad y se van acostumbrando a un patrón, a un estilo de educación en el que se sienten huérfanos con padres, nunca hay tiempo suficiente para ellos.

 

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Papá, mamá, tu tienes una adicción, peor que las drogas, muy peligrosa y estás dándoles ese ejemplo a tus hijos, mañana va a ser muy tarde y tu serás el único responsable de los trastornos de personalidad de ellos, de la infidelidad cometida por tu pareja y de la trágica separación que tarde o temprano va a llegar entre ustedes, y todo por un celular.

Ojalá que al llegar a los hogares o a partir de una hora determinada se prohíba poner las manos a los celulares, para que se vean obligados a compartir.

Esto es serio, muy serio, en la mesa, en el restaurant, en el vehículo, en el momento de oración, si es que lo hay, cuando estamos supuestamente compartiendo, todos están desconectados del afecto familiar, y sí conectados a las redes.

Espero que mañana no tenga que decirte, te lo dije.
Dios bendiga a todos sus hogares y llene el vacío que tu pareja o hijo está sintiendo, por tu indiferencia.

Hasta la próxima.

 

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