En La Victoria hay corrupción de arriba pa’ bajo y de abajo pa’ rriba

Por Augusto Alvarez
Lo del penal de La Victoria no es un secreto. Allí hay corrupción de arriba para bajo y de abajo para arriba.
¿Cómo podrá explicar la comandancia policial de la Penitenciaría Nacional de La Victoria, la aparición de armas de fuego entre los prisioneros?
Sin sobornos a primerísimas figuras en La Victoria, no es posible introducir armas de fuego a la población carcelaria.
De ahí, simplemente, podemos asegurar que ningún bajadero libera de responsabilidad a la comandancia policial, con capacidad de decidir lo que recibe la población carcelaria.
Ahora no se trata de un punzón, lengua de mime, ni ningún arma artesanal elaborada por los reclusos, sino de pistolas. ¿Quién y cómo la filtraron? La seguridad debe tener la respuesta, pues ese es su papel.
Cada tiempo, la historia suele reeditarse en el referido penal, donde las drogas y diferentes tipos de armas aparecen entre los prisioneros, sin que los correctivos efectivos se apliquen.
¿Descuido en la seguridad policial? ¡No! Allí no hay descuido, pues quienes visitan las diferentes cárceles son registrados, de arriba para bajo y de abajo para arriba.
Allí hay complicidad. Por eso se dice que en cárceles, como La Victoria, siempre gay un comandante “enllavado”.
Pero, en La Victoria, como en cualquier otra prisión del país, existen los “controles” o “probó”, que son los presos que controlan las diferentes áreas, con el apoyo absoluto de las autoridades, civiles y policiales o militares.
Estos privilegiados recursos son una especie de “gobernadores”, ley, batuta y constitución en su área, controlan todos los negocios y reparten ganancias.
Y en ocasiones, hasta recomiendan traslados de los reclusos que no se manifiestan, que no entran en razón, que no pagan “peaje”.
Haciendo un rápido y agresivo sondeo por las cárceles, creo que por La Victoria pasaron dos coroneles (Díaz Pérez y Gabriel Vallejo), que acabaron con los “controles” y mantuvieron el control absoluto de ese penal.
Las armas, las drogas, los licores y otras mercancías, vedadas, entran al penal de La Victoria sin ningún tipo de restricción, pero no por amor a los reclusos.