REFLEXIONES: Día de Reyes
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola amigos, ¿qué tal? El día de la Epifanía, de los Santos Reyes, o sencillamente el día de Reyes, como le llamábamos desde pequeños, era un gran acontecimiento, que nos llenaba de expectativas, esperanza y alegría.
La yerba de los camellos, los cigarrillos y cuantas cosas más se nos ocurrieran para dejarle a los Santos Reyes que vendrían en la noche, era más complicado que Santa Claus, pues a ese no le conocíamos mucho, era uno solo y venía sin camellos.
Mientras, los papás, cuando no les alcanzaba para dejarnos juguetes junto al Niño Jesús, nos dejaban para los Reyes, pues al parecer en la Margarita de la calle el Conde, le fiaban a todo el mundo.
¡Que tiempos!, nunca faltaban unos patines, una cuerda para saltar, una pelota, una muñeca, unos juegos de cocina para las chicas y los soldaditos de goma para los chicos, y de vez en cuando se podía pegar un triciclo o bicicleta, no sin antes las pistolas y disfraces para jugar a los vaqueros y los indios.
Así celebrábamos en nuestros tiempos los días de Reyes, al final Santa ganó la batalla, ya a todo el mundo él es quien le deja, y nada de muñecas, ni cuerdas, ni soldaditos, ni jueguitos de cocina, hoy los chicos tienen los gustos muy exigentes y los padres viven con unos cargos de conciencia queriéndoles comprar hasta lo que no pueden, pero hoy existen las tarjetas.
Víctor Martínez insiste en que hay que leer la Palabra de Dios junto a los hijos, explicarles el sentido de la Navidad, que conozcan esa bellísima historia del Nacimiento de Jesús, de los Reyes Magos, e incluso compartir con ellos alguna oración de bendición y protección para la familia.
Mientras, amanecí feliz, con mi incienso, mirra y todas las riquezas espirituales que aquí me han dejado.
Hasta la próxima.