REFLEXIONES: No espero que me entiendas

AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Mi mensaje de ayer impactó a muchas personas que jamás se imaginaban que el agua podría ser tan importante para la salud, pero además alguien se atrevió a preguntarme, claro de manera jocosa, si yo era psicólogo, brujo o qué; por supuesto que mis carcajadas se dejaron sentir.
No espero que todos me entiendan, hay un idioma sagrado que se entiende en todas las naciones, en todo el universo, que trasciende fronteras, tal cómo sucedió en pentecostés, con el don de lenguas, (facultad milagrosa concedida por el Espíritu Santo, en la que la persona habla múltiples idiomas, incluso desconociéndolos).
Nuestros caminos son sagrados, están alfombrados con la fe, no tienen explicaciones lógicas, están hechos para ser transitados no por ignorantes, ni científicos necios, sino por personas humildes que se dejan conducir por el Señor, sin cuestionarlo.
Así es el camino que tu emprendiste junto a mí, por 40 días, Víctor Martínez, no es aquí el psicólogo, ni el diácono, ni el coach, ni el educador, ni el militar, soy un simple hijo de Dios, que intenta ser humilde, que se deja guiar del Padre, que lucha al igual que tú contra las tentaciones tratando de ser cada día mejor persona.
Cuando me despierto a medianoche, todos los días y siento la presencia del Espíritu Santo que viene a poner en mi mente y corazón el mensaje del día, soy obediente, me levanto, lo escribo y me guste o no, esté de acuerdo o no, ese es el que llega a ustedes.
Hoy estoy a 10,000 kilómetros de ustedes, en un lugar selecto, de armonía, de hermosos paisajes y encantadora cultura, entre Rumania, Arabia, Siria, Egipto, Libia, Ucrania, Rusia, en fin, del otro lado del mundo, por donde, al parecer, a algunos les falta la paz, pero sigo caminando junto a ustedes, pues para los hijos de Dios, no hay distancia, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, por el Espíritu Santo que Él nos ha dado, somos todos hermanos, ciudadanos del mundo y aunque por aquí no entiendo cuando me hablan, siento con la mirada, la sonrisa, las energía, el aura, de cada extraño, a un hijo de Dios.
Sigamos caminando con la esperanza de la Resurrección y la sanación.
Hasta la próxima.