REFLEXIONES: Mezquitas y Templos Cristianos

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Hola, amigos, ¿qué tal? La mezquita de Kocatepe es la mezquita más grande de Ankara, capital de Turquía. Fue construida entre 1967 y 1987 en el barrio de Kocatepe, su tamaño y situación la hacen un monumento visible desde casi todo el centro de Ankara.
La mezquita es fundamentalmente el lugar donde los musulmanes van a rezar. También se utiliza para otras funciones, como lugar de reunión, de enseñanza e incluso de descanso, pero no para ceremonias de circuncisiones, bodas o funerales.
Toda mezquita consta de tres partes principales: una sala de oración cubierta, un patio y un alminar, (alquibla), muro orientado en dirección a La Meca y hacia el que los fieles tienen que dirigir las oraciones.
A diferencia de los templos de otras religiones, en las mezquitas no reside la divinidad, en ellas sólo se invoca su nombre y se reza. En su interior no hay, por lo tanto, representaciones figuradas ni de Dios ni de su Profeta Mahoma, prohibidas por el Islam.
Una mezquita es un edificio (tipo templo o sinagoga) donde los musulmanes practican su fe. La palabra «mezquita» viene del árabe (masgid = lugar para arrodillarse y rezar) y este de una raíz afroasiática, SGD, que significa prosternar, (inclinarse con respeto, arrodillarse).
Si la visita a la mezquita está permitida durante los momentos de oración, procura no interferir con los fieles. Se discreto y, si ves que hay más personas rezando que de visita, procura sentarte en el suelo para no llamar la atención. No lo hagas con las piernas estiradas pues se toma como un gesto irrespetuoso.
La entrada a la Mezquita es gratuita, aunque se puede dar una pequeña donación a la salida para sufragar su mantenimiento. Como manda la tradición islámica, hay que entrar descalzos y cubiertos con un pañuelo. No se puede entrar con pantalones cortos ni con los hombros al descubierto.
Víctor Martínez compara la mezquita con cualquiera de nuestros templos sagrados católicos, el respeto al ingresar con la vestimenta apropiada, el recogimiento espiritual, las vibraciones y energías que vienen de lo alto, la presencia de un Dios,
Todopoderoso, Creador del Universo y la humildad mostrada por quienes están en oración, son signos de la hermandad que, sin importar como llamemos a nuestro Dios o lo alabemos e invoquemos, mostramos frente a nuestra pequeñez.
Si bien es cierto que el Señor nos escucha desde el rincón más acogedor de nuestra habitación, no es menos cierto que asistir al templo y congregarnos en comunidad es la forma por excelencia para alabarlo, invocarlo y adorarlo.
Hasta la próxima.
