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REFLEXIONES: Mi visita a la Mezquita

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Hola, amigos, ¿qué tal? La mezquita es el lugar de oración común y, especialmente, de reunión de la comunidad para los musulmanes. Ellos, oran a Alá, Poderoso y Sabio. Allah, el Dios de los Dioses, Elohim en hebreo.

Pese a las diferencias con mi religión y a que los musulmanes no celebran su nacimiento, Jesús es un profeta amado por el islam, es un maestro respetado, un líder espiritual.

Dada mi necesidad espiritual de encontrar un lugar donde orar y donde sintiera la presencia de Dios, le pedí a un musulmán que me llevara a su mezquita, incomunicados por el idioma, pero tratando de entendernos, aquel gran hombre me acompañó con un gesto de amor y humildad impresionante.

Algo extraño sucedió, al llegar, me quité los zapatos, entramos y me invadió una sensación de paz, que drenó mis energías dejándome muy débil, como suspendido en el aire, miraba a mi alrededor y no encontraba imagen alguna donde dirigirme para inspirar mis oraciones.

Un inmenso salón, solitario, con un techo y paredes impresionantes, una alfombra que al pisarla parecía como que caminaba entre las nubes, sentí la necesidad de postrarme frente al lugar sagrado donde al parecer ellos enfocan, caí empujado por una fuerza extraña que me invitó a postrarme, desde que entré a este lugar las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas, pero al verme

con mi rostro totalmente inclinado, sollozaba como un niño que acababa de salir del vientre de su madre.

Hacía tiempo que no lloraba tanto, dejé que mis emociones, sentimientos, pensamientos, liberaran mi interior, permitiendo que Tú Dios mío, reencarnado en la deidad que fuera, te apoderaras una vez más de mí y me hablaras.

El musulmán muy silencioso y postrado a mi lado, me escuchaba llorar, minutos después cuando me paré, sentí que mis pantalones se caían, pues mi correa se había roto, recordé cuando en Juan 1:27 menciona algo de que, Él es el que viene detrás de mí, yo no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias, tema de reflexión para otros días.

El hermano sacó un pote pequeñito de aceite, me ungió, y me entregó un tasbih o masbaha (tespih en turco) es similar a un rosario, se le llama muchas veces rosario musulmán, y lo utilizan para rezar el dikr o invocación repetida de los nombres de Alá.

Víctor Martínez salió de la mezquita, renovado, silencioso, sin ataduras en su cuerpo, pues la correa se rompió, agarrándose los pantalones, ungido por un musulmán, quien me invitó a asistir a un momento de oración comunitaria, del cual le hablaré en mi próxima reflexión.

Bendito y alabado sea Mi Dios.

Hasta la próxima.

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