Desde Turquía pensando en Dominicana
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AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
REFLEXIONES…
Hola, amigos, ¿Qué tal? Merhaba arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Ayer conversábamos de toda esta tragedia, no he podido dejar de pensar que, en mi país, es algo que me preocupa, la Isla del Amor, República Dominicana, por estar enmarcada geográficamente en el medio de las Antillas, además de otras razones de orden geológicas, es propensa a los terremotos, fenómeno natural devastador, que a todos nos intimida, por no saber dónde, cuándo, ni cómo, podría sorprendernos.
He tenido que vivir en el mismo país donde me encuentro, este fenómeno tan terrible que ha destruido innumerables viviendas, terminando con miles de vidas y dejando a cantidades inmensas de personas sin techos, ni hogar.
Si bien es cierto que no me ha tocado estar en medio del desastre, no es menos cierto que sí he tenido que vivir esta realidad tan triste y devastadora emocionalmente para quienes tenemos que palpar de cerca tanto dolor.
Turquía es un país bendito, pero sus tradiciones, historia, fe y devoción de su gente, no los ubica en ningún lugar privilegiado frente a los designios de Dios, ellos, al igual que nosotros los dominicanos y toda la humanidad, tenemos que rendir cuenta a la naturaleza, por el maltrato y destrucción que a través de los siglos venimos dándole, con nuestra falta de consciencia y de cuidado, además de los disgustos ocasionados a nuestro Creador con tanto egoísmo, explotación, asesinatos, odios, venganzas, maltratos, guerras, discriminaciones, corrupción, falta de amor, que entre nosotros mismos los humanos, hermanos todos, por ser hijos del mismo Dios, venimos generando muy a la ligera y sin temor de que Dios algún día nos pueda reclamar.
Debe servirnos de reflexión profunda estos acontecimientos, pues, aunque los contemplemos desde lejos, mañana mientras dormimos nos pueden sorprender.
Frente a esta realidad, Victor Martinez te desea, como dice el refrán: “que te agarre confesao”, pero confesado contigo mismo, con tu hermano a quien has dañado, con esos familiares cercanos con quienes te has disgustado, (a veces hasta por tonterías, y sin razón), tienes que hacer hoy mismo las paces y reconciliarte con la naturaleza, con Dios.
Deja de lado las envidias, rencores, los conflictos por dinero, y todo lo que te convierte en lo que tú no eres, por dejarte llevar por las fuerzas del mal.
Mañana podría ser muy tarde para decir perdón, para rectificar, para sanar, para perdonar, para valorar a quienes Dios puso a tu lado para amar.
La vida es muy corta y nos guarda muchas sorpresas, recuérdalo.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes como cortesía del Lic. Emile Troncoso.
Hasta la próxima.