¿Quién decide el matrimonio atípico?
Por Augusto Alvarez
Según la ley, el ministro de lo Interior es superior inmediato del director de la Policía Nacional, y durante una incursión en un hogar, el Ministerio Público es quien toma la decisión de lugar.
En los recientes allanamientos a ex funcionarios, acusados de tener las uñas larguísimas, algunos periodistas han calificado de atropellaste la acción del Ministerio Público y agentes auxiliares, de diferentes cuerpos represivos.
Lógicamente, quienes así razonan, son recién egresados que antes de ejercer aquí, laboran en el Canal de la Mona y desconocen la complejidad del quehacer informativo y la objetividad.
Quisiéramos creer que el fiscal actuante en el caso de Amín Abel Hasbun facilitó su ejecución, y que en el vergonzante caso de la barbería de Villa Vásquez, provincia Montecristi, la fiscal fue la batuta para incriminar a los barberos.
Ignoran algunos informadores que durante los años del doctor Joaquin Balaguer, si la Policía perseguía a un opositor, se apresaba a la madre hasta que el buscado acudiera a la cita de la represión… y los fiscales, callados se veían más bonitos.
¿Ya se olvidó que periodistas hasta participaban en los interrogatorios de detenidos?
Además, cuando se procedía a sepultar a una víctima de la represión oficial, agentes policiales se apoderaban del ataúd, y lo lanzaban a cualquier lugar del cementerio.
Obviamente, durante los gobiernos de Balaguer, para los jueces, periodistas y fiscales no existía la presunción de inocencia. Ahora, tampoco ahora.
En los sectores populares, cuando la Policía busca a un acusado, hace saber, o hacer creer, que anda «fuertemente armado». Todo el mundo sabe cuál es el resultado final o para que está siendo buscado. En este caso, no existe la presunción de inocencia, pero sí, una sentencia condenatoria.
La ventaja de dicha sentencia de muerte, es que la familia empieza a ahorrar para el sepelio…
