Muerte de Fujimori
Por Danilo Cruz Pichardo
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Alberto Fujimori fue a una segunda ronda con el prestigioso intelectual Mario Vargas Llosa, puntero en la vuelta original, en la contienda comicial celebrada en el Perú en 1990.
Aunque el agrónomo y rector universitario había obtenido el segundo lugar, logró el apoyo de las demás fuerzas descalificadas para el balotaje, resultando electo con el 62.32% de los votos válidos emitidos.
Sin embargo, una vez ascendió al poder, desató persecución contra sus opositores y el primero en salir huyendo fue el líder del APRA, el extinto Alan García, quien tuvo que irse a residir a Francia durante cerca de una década.
El Gobierno de Fujimori se caracterizó por las violaciones a los derechos humanos y por la corrupción pública. Sorprendió al mundo cuando en el año 1992 dio un autogolpe de Estado, al disolver el Poder Legislativo, bajo el pretexto de que obstruía su gestión, e intervino a la Justicia, militarizándola.
Bajo la administración de Fujimori se registraron matanzas contra ciudadanos indefensos y millares de personas de ambos sexos, de ascendencia indígena, fueron esterilizadas de manera forzosa, lo que revela sentimiento de desprecio étnico por un amplio segmento de la población de su país.
Fujimori, aunque logró reelegirse para un segundo período, sufrió un amplio desgaste popular y tuvo que apelar a una farsa electoral para intentar un tercer mandato consecutivo. Sin embargo, la agudización de la crisis económica, social y política llevó al mandatario de facto a realizar un viaje a Japón, donde decidió quedarse en noviembre del 2000.
Empero, en el 2005 hizo un viaje a Chile, en calidad de turista, donde fue apresado y cierto tiempo después extraditado a su país, donde fue objeto de varios juicios, con audiencias de muchas horas, hasta que finalmente fue sentenciado en el 2009 a 25 años de prisión, al ser encontrado culpable de corrupción pública y crímenes de lesa humanidad. Pero mediante una controvertida decisión del Tribunal Constitucional de su país, fue puesto en libertad el 7 de diciembre de 2023, muriendo en su residencia 9 meses después.
Por respeto a la vida humana no hay que alegrarse de la partida de Alberto Fujimori, aunque hay que colocarse también en el lugar de aquellos ciudadanos peruanos que perdieron parientes en el oprobioso régimen de este sujeto. De todas maneras, la justicia peruana puso un ejemplo y duró 19 años en prisión.
Hay que reconocer que el Perú tiene una justicia fuerte, ejemplar, desde hace algún tiempo. Sentó precedente con el caso de Fujimori, al tiempo que fue el país que judicialmente tuvo el mejor manejo con los sobornos de Odebrecht, que se hicieron famosos en todo el continente.
La justicia peruana es tan fuerte que varios de sus jefes de Estado no han podido concluir su período presidencial, mientras otros han ido a la cárcel al terminar su mandato, inclusive hubo uno que se suicidó. Todos, directamente o indirectamente, fueron señalados en actos de corrupción pública.
