Audio: No es justo que tengas a Dios en tu corazón
REFLEXIONES...

AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Una de las pretensiones que con más firmeza anhelamos los cristianos, es querer que Dios esté en nuestro corazón, lo deseamos, oramos por eso con frecuencia y hasta predicamos pretendiendo que todos lo reciban en su interior.
Muy hermosa tarea, pero Víctor Martínez piensa que es injusto que tu quieras tener a Dios en tu corazón sin compartirlo con los demás, lo que significa que si no amamos al prójimo como Dios nos lo manda, de nada sirve querer abrigarlo con egoísmo, con exclusividad para nosotros, en nuestros corazones.
A Dios hay que compartirlo, con obras, con acciones, compartiendo no solo Su Palabra, sino también todo lo material que podamos dar.
Amar a Dios y tenerlo en el corazón es pensar en los pobres, los necesitados, quienes sufren hambre, no tienen ropa que ponerse, niños que no tienen ni un juguete mientras en tu casa los cajones están llenos de juegos que tus hijos nunca usan, los closets llenos de ropa que tu ni te pones, en la despensa se botan alimentos que se dañan y se pasan de fecha, en la mesa se tira comida al zafacón, eso sí que es pecado, y pecado grave, vivir indiferentes a los demás.
No es justo que Dios esté solo en tu corazón, Él no se siente cómodo, se siente preso dentro de ti, a Dios le gusta la libertad y nos creó libres, Él quiere también libertad para hacer extensiva su misión de salvarnos y llevarnos al Reino de los Cielos a todos.
Crees que diciendo “Mi Dios, soy un hombre de Dios, lo tengo en mi corazón, oro todos los días, voy siempre a la Iglesia” ¿es suficiente?, pues no, tienes que imitarlo “amando al prójimo como a ti mismo” dando, compartiendo, ayudando, desprendiéndote, aunque te duela, de lo mucho o poco que tengas para compartir, solo así tendrás el derecho de llevarlo en tu corazón, nos dice Jeremías 17:
“Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo? «Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos,
para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras”
Óiganlo bien, según el fruto de sus obras, según sus acciones, señores recuérdenlo, dando es como recibimos y perdonando es como Él nos perdona, después no digas que Dios a ti no te escucha, lo que pasa es que, si tú no das nada, nada te toca, hasta las leyes universales lo dicen, todo lo que das regresa engrandecido a ti.
No se trata de ser bueno con tus padres, de darle a tu familia de todo, es más allá, a los extraños, a quienes tú ni conoces, a quienes no te van a admirar, ni a reconocer, ni a decir que eres bueno, para que le des la oportunidad de decir que, el Padre Dios es el bueno.
Alguien me decía que había tanta gente falsa que ya no le gustaba dar, porque le engañaban, hasta los que piden en la calle, yo le respondí, por muy mala que sea una persona, si pide es porque necesita, no justifique tu falta de caridad, da todo lo que puedas, sin importar, que sea Dios quien juzgue a cada cual, y si no, hazlo a través de una institución o fundación, pero tienes que entender que todos venimos con una misión a este mundo, ayudar a nuestros hermanos, pues somos hijos del mismo Dios.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Miriam Castillo.
Hasta la próxima.