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Audio: Ama a tus enemigos

REFLEXIONES...

 AYUDAME A SALVAR UNA VIDA 

 

 

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

El «mandamiento» que Jesús da a sus discípulos sobre el amor a los enemigos es uno de los aspectos que más caracteriza la Palabra de Dios, por eso debemos manifestar nuestro amor como buenos cristianos aun a aquellos que no nos quieren y esto porque la profunda y auténtica vocación humana es llegar a ser perfecta imagen de Dios, tal como nos insiste Pablo y nos lo enseña Jesús mostrándonos como ser compasivos y misericordiosos.

Si revisamos la 1 de Samuel 26, nos vamos a encontrar con la heroicidad de David, al mostrarnos cómo fue capaz de amar a su enemigo hasta el punto de perdonarle la vida.

Incluso el Salmo 102, resalta el amor misericordioso de Dios, invitándonos a ser como Él, compasivos y misericordiosos:

“El Señor es compasivo y misericordioso. Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. 

Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas.

Como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos; como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles.”

Es el Padre tan insistente en su mandato de amar a nuestros enemigos, mostrándonos su misericordia que, incluso en el Evangelio (Lucas 6), Jesús nos propone hoy su sorprendente doctrina del amor a los enemigos.

“A los que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que les odian, bendigan a los que les maldicen, oren por los que les injurian.

Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.

Traten a los demás como quieren que ellos les traten. Pues, si aman sólo a los que los aman, ¿Qué merito tienen? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacen bien sólo a los que les hacen bien, ¿Qué mérito tienen? También los pecadores lo hacen.

Y si prestan sólo cuando esperan cobrar, ¿Qué merito tienen? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.

¡No! Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada; tendrán un gran premio y serán hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos.

Sean compasivos como su Padre es compasivo; no juzguen, y no serán juzgados; no condenen, y no serán condenados; perdonen, y serán perdonados; den, y se les dará: les verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que usen, la usarán con ustedes”.  Palabra del Señor.

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