
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Siempre asimilé desde muy pequeño, que hay que hacer la diferencia. Si usted se llama ser cristiano tiene que ser una persona diferente, el perfil que lo debe caracterizar es el de una persona que siempre esta alegre, sonriente, feliz, dispuesta a servir a todo el mundo, sin diferencias, desprendido, que comparte lo mucho o poco que tenga y capaz de sacrificarse por el otro.
Me he dedicado a visitar un Centro Comercial, tipo Blue Mall de República Dominicana, donde se mueve una población de gente de clase social muy alta, extranjeros y diplomáticos, aquí he encontrado un café, lugar muy confortable, con mucha tranquilidad, el cual he convertido en mi oficina.
Camino bajo techo, así el frío y las nevadas no me afectan y distraigo mi mente observando a la gente. Dada mi forma de ser, aunque no hable el idioma, con las pocas palabras que domino del vocabulario turco, saludo a todo el mundo, le pregunto como se sienten, le brindo una sonrisa e inclino mi cabeza con un gesto muy acostumbrado en esta cultura, de respeto.
Mi público preferido son las chicas de seguridad, porteros, quienes limpian baños y pasillos y los empleados de las tiendas, ya que me los conozco a todos, no porque compre, sino porque curioseo.
En los alrededores de la plaza están mis niños de la calle, buscándosela, bajo el frío y tratando de que alguien se apiade de ellos, dada la indiferencia con que los tratan por considerarlos…, parte de mi tiempo se lo dedico a ellos, les compro pizzas, otro día helado, los llevo al super, en fin, según me hacen aportes, la cadena sigue.
Ayer un grupo de jóvenes sentados en el café me preguntaron que de donde era, que, si trabajaba aquí, a que me dedicaba, y con el uso de mi traductor y una peruana que descubrí en el grupo, me preguntaron que por qué yo siempre ayudaba a esos niños, le contesté: “porque llevo a Dios en mi corazón”. Hubo un silencio desconcertante, el cual interrumpí con una sonrisa.
Caminando en la plaza una señora de limpieza me decía que era yo una persona muy especial, a quien todos habían extrañado por haber estado dos días sin venir, que todos me quieren, le di las gracias y le pregunté: “¿sabe usted por qué soy así?” porque llevo a Dios en mi corazón y deseo compartirlo con ustedes.
Ahí está la diferencia, hay que sembrar por donde quiera que pases, sonríe, saluda, ama, regala, conviértete en el lucero que ilumine las almas apagadas, los corazones tristes, los rostros rígidos, hazle sentir a todo el mundo que DIOS ESTA EN TODAS PARTES, y que tu lo andas sembrando en cada corazón.
Víctor Martínez aprendió que la forma más efectiva de predicar la Palabra de Dios es haciendo la diferencia, dejándole sentir a la gente que algo existe en ti que le transmite paz y amor a los demás, que eres un emisario de Dios, que has llegado a servir, a ayudar y a Glorificar al Padre.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Gaudis Marizan. Hasta la próxima.