La corrupción se combate trancando corruptos, no premiándolos
¡Cógelo, Picante! Las comisiones no funcionan, y combatir la corrupción es responsabilidad del Ministerio Público
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Buenos días…
La corrupción no se combate con decreto, y mucho menos, con comisiones.La corrupción se combate trancando, enviando tras las rejas a los delincuentes de cuello blanco, a los que se roban los recursos del Estado.
Esa comisión Nacional de Transparencia y Anticorrupción es un poquito de lo mismo, y este gobierno, es falso que quiera combatir la corrupción. Eso es populismo.
Milagros Ortiz Bosch, que por cierto, ya está ciega y sorda, pues no ve lo que está ocurriendo en la administración pública, dijo en septiembre del 2024 que depositó, en la Procuraduría, 46 casos de corrupción, de este gobierno, y no hay consecuencia.
En enero del 2021, el presidente Abinader, por decreto, conformó un equipo de abogados para que recupere los bienes, fondos y valores sustraídos del patrimonio estatal, y qué se ha hecho. Eso fue buchipluma nada más. Populismo.
Hubo una auditoría en la DIGESETT, que reveló un desfalco de más de 421 millones de pesos, en la gestión de Ramón Antonio Guzmán Peraltas, y el presidente Abinader lo que hizo fue premiarlo. Lo designó jefe de la Policía Nacional. ¿Y así se combate la corrupción?
Hubo una auditoría en el Hospital de la Policía Nacional, y al protagonista principal de las irregularidades, el general Cruz Cruz, el presidente Abinader lo designó Inspector General de la Policía Nacional. ¿Y eso es combatir la corrupción?
Hubo otra auditoría que reveló gravísimas irregularidades en el IPE, de la Policía Nacional, y otro de los protagonistas, hoy el ministro Administrativo de la Presidencia, Andrés Bautista, lo está provocando para jefe de la Policía. Así no se combate la corrupción.
El hermano del presidente Abinader, José, está promoviendo al director de la DIGESETT, general Osoria de la Cruz, para jefe de la Policía, y ese oficial ha estado hasta suspendido de funciones, por escándalos, y ha sido un fiasco, al frente de ese organismo.
Aquí están promoviendo otros generales, entre ellos al subdirector de la Policía, que está siendo promovido por una hermana del presidente Abinader, Rita, sin investigar lo que hizo en el pasado reciente, en Intendencia de Armas de la propia Policía, y sin que éste explique por qué fue cancelado de una cementera en Santiago.
En diciembre del 2024, Nelson Gutiérrez, del Consejo Nacional de los Derechos Humanos, denunció un desfalcó de más de 2 mil millones de pesos, en la Policía Nacional y, precisamente en la gestión de Guzmán Peralta, ¿y qué ha hecho el presidente Abinader? ¡Nada!
¡Cógelo Picante!, ha mostrado gráficas de las maravillas, de la enorme inversión que hizo y está realizando Guzmán Peralta, en sus fincas del Batey Tarana, en Sabana Grande de Boyá, ¿y que ha hecho el presidente Abinader? Está ciego, sordo y mudo. ¿Y entonces, comisiones para qué?
Si la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental (DIGEIG) no funciona, porque la directora está ciega y sorda, que eliminen esa cosa.
El Ministerio Público está obligado a poner en movimiento la acción pública cuando tiene conocimiento de una denuncia, y eso está establecido en el CPP, ¿y lo hace? ¡No! ¿Y entonces?
Esa cosa que se llama Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (PEPCA), y su titular, parece que únicamente actúan para perseguir a corruptos del pasado, no del presente. A los actuales, no lo toca ni con el pétalo de una flor. Así no se combate la corrupción. Eso es populismo.
Hace tiempo que esa cosa que se llama el PEPCA y la otra cosa, que responde al nombre de DIGEIG, debieron actuar con las denuncias de irregularidades, de desfalco en organismos policiales y en otras instituciones del Estado, y no han hecho absolutamente nada. Deben ser cerrados por falta de calidad.
Están igualitos que la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, que ni ve ni oye ni entiende lo que pasa a lo interno de la Policía Nacional. No sabe de eso, de seguridad. Lo que quiere es figurear en los medios, hacer creer que la delincuencia que azota al país se está reduciendo, y eso es falso.
Decimos que en este país no hay seguridad, y fíjese lo que ocurrió en Capotillo, o lo que ocurre en Santo Domingo Norte, en Santo Domingo Oeste, en Santo Domingo Este, en Santiago, en La Romana, en Higüey, en definitiva, en toda parte.
El presidente Abinader debe de olvidarse de comisiones, y actuar de manera contundente contra los corruptos, y olvidarse de los compromisos políticos. Lo que son mencionados en casos de corrupción, hay que destituirlos, y no nombrados en el exterior, sino procesado por corrupción, para que sean ellos quienes prueben lo contrario.
Por ejemplo, el presidente Abinader, y se lo decimos por su futuro político, que se está tambaleando, no puede permitir que ningún oficial, sea subalterno, superior o general, mencionado en casos de corrupción, o ligado al narcotráfico, permanezca dentro de la Policía Nacional. Eso es insólito.
El presidente Abinader, tarde o temprano, tendrá que explicar al país, y quizá fuera del país, por qué ha premiado la corrupción en la Policía Nacional, o por qué autorizó el reintegro de oficiales con retiro forzoso a la Policía Nacional, o por qué firmó el reintegro de un coronel, por ejemplo, que en el pasado fue expulsado de esa institución por estar vinculado a un poderoso narcotraficante boricua.
Todas esas acciones, y que lo sepa Faride Raful, han provocado que hoy, la cacareada reforma policial, esté estancada en un lodazal.
¿Cómo podemos creer en un Ministerio Público que no sea capaz de investigar escándalos de corrupción que salgan a la luz pública?
Tampoco creemos en una lucha contra la corrupción, cuando en realidad, los acusados de corrupción, aunque sea por el rumor público, son premiados.
Y en la Policía, por ejemplo, ahí está el detalle y las auditorías.