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Audio: Misión cumplida, he terminado

REFLEXIONES...

  AYUDAME A SALVAR UNA VIDA  

 

 

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

El pasado 24 de marzo en plena Cuaresma recordé mi día de ordenación de Diácono de la Iglesia Católica, concluí mi año 40 y tal como le llamé durante todos estos meses fueron “60 años de vida apostólica y 40 de diaconado”.

No se deja de ser profesionalmente lo que eres, nunca, dejas de ejercer la medicina, te retiras, pero morirás siendo médico.

El problema de Víctor Martínez es que lleva muchas funciones sobre sus hombros las cuales ha tenido que dejar atrás, Profesor de Escuela, Director de Colegio, General de Brigada del Ejército Dominicano, Psicólogo Clínico, Diácono de la Iglesia, las cuales ha tenido que conjugar en una, Coach Espiritual.

Hoy sin ejercerlas ningunas he encontrado trabajo en la Empresa de Dios 24/7, por órdenes expresas del Señor quien me reclutó a través del Espíritu Santo y en quien me siento complacido cada vez que utilizo los recursos aprendidos a través de los dones y carismas que Dios me ha dado para ponerlos al servicio de la humanidad.

De ser un simple ciudadano dominicano, me llevó a ser ciudadano del mundo, de predicar en un altar y ocupar una función en una parroquia, me llevó a predicar al mundo entero y ocupar un cargo en Su Empresa 24/7, es así como me permite utilizar mis conocimientos y experiencias para ayudar a la gente.

Hoy debo dar muchas gracias a Dios por todo y pedirle mucho perdón por no haber cumplido a cabalidad mis funciones como Él lo quería, por dejarme llevar de las mediocridades del mundo y vencerme por mis debilidades y limitaciones, aunque al final entendí a 2 Corintios 12: “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. Palabra de Dios.

Definitivamente que vamos por la vida cerrando puertas, concluyendo ciclos, terminando misiones, dichosos quienes han sabido dejarse guiar por Dios, con obediencia y aunque nos cueste lágrimas amargas renunciar a tantas personas, situaciones, estilos de vida, no desviamos la mirada del Padre, quien siempre nos señala y cuando nos elige no nos suelta, sin importar lo que decidas en tu vida.

Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad, pienso que he ido cumpliendo misiones en mi vida, ¿cuántas me faltan?, solo lo sabes tú, esta nueva etapa ha sido un gran reto, muy difícil para mí, idiomas tan diferentes para entenderme con la gente, creencias y convicciones tan arraigadas para sembrar tu semilla en sus corazones, costumbres, alimentación, climas tan diferentes, medios de subsistencia tan precarios, me situaste en medio de tus apóstoles para que conociera lo que ellos vivieron en carne viva.

Me hiciste creer que estaba solo, para que me encontrara conmigo mismo, removiste mi conciencia y al no encontrar como reconciliarme contigo a través del sacramento de la confesión, me enseñaste a conversar y confesar contigo en la profundidad de mi alma, me has hecho más humilde, he tenido que doblegar mi orgullo, me has convertido en un hombre más sencillo, he aprendido a soportar el dolor físico y emocional, a derramar lágrimas en el silencio, y a amar a Tu Madre María, como nadie.

¡Qué sorpresa me tenías guardada!, para celebrar mis 60 años de vida apostólica y 40 de diaconado, solo me resta darte las gracias, muchas gracias.

Ahora me toca continuar cumpliendo con mi nueva misión para glorificar a mi Dios, precisamente desde el lugar sagrado donde inició el Cristianismo.

Gracias al apoyo de mi fiel amigo, el Diácono Radhamés Cuesta este mensaje ha llegado a todos ustedes.

Hasta la próxima.

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