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Audio: Señor escucha mi oración

REFLEXIONES...

 AYUDAME A SALVAR UNA VIDA 

 

 

DIA: 35

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasiliniz?

Tenemos días orando al Padre, pidiéndole, confiados en que Él nos oirá.

En el libro de los Números 21, aparece un pasaje: “Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes».

Moisés rezó al Señor por el pueblo y el Señor le respondió”.

Cuántas veces hemos pecado contra Dios y Su Hijo, hablando mal de sus cosas, de sus predicadores elegidos por Él, de sus Iglesias y religiones, de Su Palabra, y todo por la influencia del mal en nosotros, de las serpientes que vienen a tentarnos.

Hoy vamos a orar contra las influencias del mal, levantaremos nuestra voz al Padre suplicándole nos perdone por haberlo ofendido, para esto, encenderemos nuestra luz blanca, encenderemos un palito de incienso, tomaremos una pequeña fuente de agua, le echaremos tres granitos de sal y un poquito de aceite verde, y con la Biblia en las manos, leeremos Números 21, el Salmo 101, “Señor escucha mi oración, que mi grito llegue a ti” y luego el evangelio de san Juan 8, del 21-30. Tómate tu tiempo.

¿Qué hemos hecho? Despojarnos de las energías del mal, las malas influencias, purificando el ambiente, y dándole entrada en nuestras casas a la presencia viva del Espíritu Santo.

Vamos ahora a elevar nuestra oración de liberación y restauración:

“Santo Padre, te alabo y te bendigo por tu bondad y tu amor. Te pido en el Nombre de Jesús, tu amado Hijo, mi Señor y Salvador, que envíes tu Espíritu Santo sobre mí, con todos sus frutos y dones.

Santifica mi cuerpo y mi alma con tu presencia. Concédeme una fuerte fe en ti y en tu palabra. Dame la gracia de amarte con todo mi corazón y ponerte en primer lugar en mi vida, renunciando a todos mis ídolos, vicios, pecados y defectos.

En tu infinita Misericordia, ten compasión de mí que soy un pecador y perdona mis faltas.
También perdono con todo mi corazón a todos aquellos que me ofendieron durante mi vida.

Líbrame de todas las trampas y ataques del enemigo. Que él no tenga ningún dominio sobre mí. Líbrame de las seducciones del mundo que me alejan de ti y de tu voluntad.
Líbrame de las debilidades de la carne que me empujan al pecado.

Cura mi cuerpo de todas las enfermedades y mi mente de toda ansiedad, tristeza o perturbación.

Sabes bien que muchas cosas que he experimentado desde el día en que fui concebido en el útero de mi madre me han marcado negativamente. Con la gracia del Espíritu Santo, sana ahora, santo Padre, en mi corazón todas las heridas que encuentres en él, especialmente aquellas que surgieron, porque me sentí rechazado/a, abandonado/a, no amado/a o entendido/a, víctima del odio, la envidia, la indiferencia y la maldad de los hombres.

Dame un corazón nuevo, como el corazón de Jesús: amable, humilde, lleno de alegría y paz y rebosante de amor. Que pueda comenzar una nueva vida hoy, darle Gloria en todo lo que pienso, digo y hago, y en esta peregrinación sea acompañado/a y ayudado/a por ti,
María, mi querida madre, y todos tus ángeles y santos. Amén.”

Deja el envase con agua en la sala, deja que se consuma el incienso y por razones de seguridad podrías apagar la vela al terminar.

Víctor Martínez estará junto a nuestra hermana Yanilsa González, orando por todos los que estén hoy, invocando al Padre.

Hasta la próxima.

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