Tragedia de Jet Set, casos policiales, puente de La 17 e inseguridad
¡Cógelo, Picante! RD se desenvuelve entre escándalos y más escándalos y el presidente Abinader ni ve ni oye ni entiende Increíble!

Buenos días….
Los vecinos de la discoteca Jet Set se habían quejado de sus estructuras físicas, principalmente después de un incendio que se produjo en ese lugar. No les hicieron caso, y ahí está el detalle. Hoy lloramos lágrimas de sangre.
Insistimos: no más mentiras con la tragedia de la discoteca Jet Set. No más piropos. No más figureo y, mucho menos, politiquería.
Si en este país existe un Ministerio Público verdaderamente independiente —que nosotros no nos tragamos ese cuento—, debe actuar de inmediato e investigar todas y cada una de las informaciones o denuncias que se han hecho sobre las pésimas condiciones físicas de las estructuras de la discoteca Jet Set, amparado en lo que establece el artículo 30 del Código Procesal Penal.
El presidente Luis Abinader ha dicho una y mil veces que en su gobierno no hay vacas sagradas. Y eso, en teoría, es una gran verdad. Pero lo que hay, realmente, son ganados sagrados e intocables.
Los organismos internacionales, sin excepción, deben fijar sus ojos y oídos en la República Dominicana. Para que no digan barbaridades. Para que no mientan. Para que no sean cómplices del desorden imperante en el país.
El gobierno dice, por ejemplo, que está fortaleciendo la seguridad. ¿Y de qué seguridad hablan? La gente tiene miedo, terror de salir a la calle. Y lo hace, por obligación, pero con miedo.
Lo que se está denunciando sobre los primeros policías que llegaron a la discoteca Jet Set, la madrugada del martes, cuando el techo se desplomó y aplastó a cientos de personas, es una vergüenza. Hasta en Haití se están burlando de lo que hicieron los agentes del orden.
Eso de que los primeros policías que llegaron a la escena de la tragedia, en vez de auxiliar a las víctimas, se dedicaron a hurtar tarjetas de crédito, prendas y dinero, es algo imperdonable. No debe pasarse por alto: debe ser exhaustivamente investigado.
Es increíble lo que está pasando con la nueva Policía Nacional, orientada por el presidente Abinader, que casi todos los lunes se reúne con el alto mando de esa institución.
Lo que está ocurriendo con esta nueva Policía Nacional nunca se había visto: denuncias de ejecuciones, asesinatos, maltratos, abusos por doquier. Escándalos al por mayor y al detalle. Denuncias de corrupción administrativa, de «mafias» en los ascensos, en los retiros, en los incentivos. Denuncias de retaliación y persecución. Y el presidente Abinader, ciego ante todas esas atrocidades.
El presidente se ha hecho de la vista gorda, al igual que la directora de esa cosa que se llama Ética e Integridad Gubernamental, Milagros Ortiz Bosch, en relación con las inversiones y construcciones que está realizando el director de la Policía, Guzmán Peralta, en las provincias de Monte Plata y El Seibo. Y se dice que también está construyendo en Jarabacoa.Que se investigue todo eso.
Guzmán Peralta, siendo coronel de la Policía, era un “pobre diablo”, y de la noche a la mañana —en apenas cuatro años y meses— tras ser ascendido a general y designado en la DIGESETT, y luego en la jefatura de la Policía, se ha convertido en un hombre millonario.
Lo peor de todo esto es que el presidente Luis Abinader, quien dice combatir la corrupción, y mucho menos la señora Ortiz Bosch, directora de Ética e Integridad, no dicen ni pío. ¡Qué vergüenza!
Pero tampoco la nueva procuradora, Yeni Berenice Reynoso —quien antes fue un baluarte en la lucha contra la corrupción— ha tocado esa tecla. Ni siquiera el Ministerio de Medio Ambiente ha actuado en el caso, donde se ha denunciado deforestación ilegal de una zona boscosa, en perjuicio de un importante río como es el Boyá.
En un momento, para confundir y callar los escándalos sobre denuncias de corrupción en la administración —que afectan la popularidad del presidente Abinader— se formó una comisión anticorrupción. Dos meses después, de esa comisión ni se habla. ¡Qué barbaridad!
Hay quejas al por mayor y al detalle sobre el puente Francisco del Rosario Sánchez, que une Santo Domingo Este con el Distrito Nacional.
Las estructuras del Puente de “La 17” ya están obsoletas, completamente deterioradas, y el gobierno se hace de la vista gorda. Ni ve, ni oye. Y después, si ocurre una desgracia, que Dios no lo permita, que no vengan a culpar a los pasados gobiernos.