Venezuela es garante de la reserva petrolera más grande del mundo, estimada en más de 300 mil millones de barriles, y desde antes de que el ojo del águila imperial explorara sin estar autorizado, ya el pueblo había decidido defender su patrimonio.
Algunas naciones, tras las expresiones eclécticas de algunos presidentes narigoneados por Washington, han puesto de manifiesto que forman parte de un ajedrez, cuyas piezas son movidas por el Tío Sam.
Incluso, México fue despojado de parte de sus territorios por Estados Unidos, y a la distancia de hechos históricos, se enreda en las ruedas de las vacilaciones, en un respaldo mal disimulado a quienes condenan la victoria del chavismo en las elecciones del pasado domingo 28.
También el ‘demócrata’ presidente de Chile, Gabriel Boric, así como Lula da Silva y otras figuras, lucen tal y como en realidad son, pagando el empuje que facilitó acceder a la primera posición del Estado en sus naciones.
Aunque para algunos mandatarios suele resultar difícil ver por el retrovisor la historia, la realidad suele resultar de gran interés, volver la vista al pasado.
Entre las naciones ¿democráticas? que lloriquean porque Nicolás Maduro venció, está Perú, y Dina Boluarte. ¿Quién la sostiene en el poder usurpado, a pesar de los homicidios y los hechos de corrupción que le imputa la Fiscalía de su país?
La reservas petroleras de Venezuela, ascendentes a 300 mil millones de barriles, enfrenta a quienes buscan robarse el patrimonio del pueblo y los herederos de lo que es suyo,