Calle María Trinidad Sánchez, del ensanche Ozama, es un caos
- Está invadida por talles que dicen “pagan” impuestos al ASDE
- INTRANT y DIGESETT ni se enteran de eso, son inoperantes en SDE
Por Tomás Aquino G.
Estamos ante una gestión irrespetuosa, violadora de las disposiciones municipales, que ya es muy adulta, y no ha resuelto, siquiera, los problemas fundamentales del municipio de Santo Domingo Este.
Nos referimos a la gestión de Manuel Jiménez, que como alcalde, ha sido un gran fracasado, que no ha podido resolver el problema de la basura, ni la ocupación ilegal de las aceras, y mucho menos, los hoyos de la mayoría de las calles.
Y de las inundaciones que se producen cuando llueve en decenas de calles, de diferentes sectores, ni hablar.
Jiménez ha sido un gran cantautor, de eso no hay la más mínima duda, pero lamentablemente, como alcalde, ha sido una gran decepción, y para colmo, está ciego y sordo.
Ciego, porque no ve los problemas que están a la vista de todos. Sordo, porque no escucha los reclamos que hace la ciudadanía cuando se queja de acciones ilegales, que son incumbencias de la Alcaldía, y que el hoy alcalde Manuel Jiménez, en su engañosa campaña, prometió una y mil veces, que situaciones de esa naturaleza, no la permitiría.
La ciudad que sería la más bella del país, según las promesas del cantautor Manuel Jiménez, hoy tiene pilas de basura por dondequiera, calles llenas de hoyos y aceras ocupadas de manera ilegal, abusiva y con la complicidad del principal ejecutivo municipal.
Manuel Jiménez no ve las atrocidades, los abusos que ocurren en las calles de la ciudad, donde él es su principal edil, el jefe del gobierno municipal.
Pero, más grave aún, Manuel Jiménez tampoco escucha las quejas de los ciudadanos, cuando denuncian situaciones insoportables, que los inspectores del ASDE, tampoco ven.
¿O es, como aseguran algunos de los propios protagonistas de esas acciones ilegales y descaradas, que ellos «pagan» su dinero para que nadie se meta con ellos?
¿Eso es verdad, Manuel Jiménez, que en tu gestión cobran impuestos para permitir la ocupación ilegal de calles y aceras? Si es así, eso es ilegal.
¿O acaso se refieren, cuando ellos dicen que «pagan» sus impuestos, a que tus inspectores aceptan dádivas para permitir la violación a las leyes, y sobre todo, a la Constituión?
Pensándolo bien, no hay otra explicación para que las autoridades municipales autoricen o permitan que una calle sea ocupada por talles, obstruyendo.
Por ejemplo, ahí está el caso de la calle María Trinidad Sánchez, en el ensanche Ozama, que está llena de hoyos y ocupada, de manera ilegal, con la complicidad del ASDE y su alcalde, el cantautor Manuel Jiménez.
Esa vía es muy transitada, utilizada, principalmente, para evadir los insoportables “tapones”, en la Carretera Mella en dirección a la avenida Sabana Larga, o viceversa.
INTRANT y la DIGESETT
Pero, no sólo el alcalde Manuel Jiménez es responsable de esa situación, de la ocupación ilegal de la calle María Trinidad Sánchez, lo es también el INTRANT, y sobre todo, la DIGESETT.
Por cierto, el desorden vial que se observa en cualquier calle de Santo Domingo Este, es una prueba contundente para asegurar que, tanto el INTRAN como la DIGESETT, son organismos inoperantes en el municipio más grande del país.
La ocupación ilegal de la calle María Trinidad Sánchez, en el ensanche Ozama, constituye una violación flagrante a la Ley 63-17, en su artículo 237.
Por tanto, los directores del INTRANT y la DIGESETT, sin lugar a dudas, son tan irresponsables como el alcalde de SDE, por no actuar ante una ocupación ilegal, de una calle pequeña Y muy transita, principalmente en horas de la mañana, al mediodía O en la tarde, como lo es la María Trinidad Sánchez, en el ensanche Ozama.
Este se comprometió con dirigentes comunitarios, con ciudadanos y algunos conductores a denunciar la ocupación ilegal de la calle María Trinidad Sánchez, cada semana, hasta que el INTRANT, la DIGESETT y el ASDE actúen.
Se lo recordaremos, como si fueran niños, que no quieren cumplir con sus obligaciones, con sus responsabilidades, para refrescarles la memoria, porque el desmemoriado no ve, no oye, ni entiende.