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Cómo pedir a Dios

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Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Leyendo y meditando hoy la Lectura de la carta del Apóstol Santiago 3, recordé que hemos estado hablando del poder de la oración y mis preocupaciones en como mis hermanos, en su mayoría no saben orar.

Al leer: “Donde hay envidia y rivalidad, hay turbulencias y todo tipo de malas acciones”, reafirmaba la gran verdad que tiene que donde hay malas acciones no está la presencia de Dios, sino del mal.

Los hogares o ambientes de trabajo, o en las comunidades donde hay turbulencia, rivalidades y envidias, no existe un ambiente de armonía, en el que podría estar presente Dios.

“En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, intachable, y además es apacible, comprensiva, conciliadora, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera.” Nos dice la Palabra, exhortándonos a actuar con sabiduría divina.

De igual manera nos dice: “El fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz. ¿De dónde proceden los conflictos y las luchas que se dan entre ustedes? ¿No es precisamente de esos deseos de placer que pugnan dentro de ustedes? Ambicionan y no tienen; asesinan y envidian y no pueden conseguir nada, luchan y se hacen la guerra, y no obtienen porque no piden. PIDEN Y NO RECIBEN, PORQUE PIDEN MAL, CON LA INTENCIÓN DE SATISFACER SUS PASIONES.”

Víctor Martínez piensa que aquí está la respuesta a tu pregunta: ¿Por qué Dios a mí no me escucha?

Porque tienes tu corazón cargado de odios, rencores, falta de perdón. Porque la envidia te está acabando y vives en constante rivalidad. Por tus malas acciones. Por la turbulencia en la que vives con tu pareja, hijos, compañeros de trabajo o amigos.

Porque no estas actuando con sabiduría divina permitiendo que reinen en ti la paz, la comprensión, la sinceridad, la actitud conciliadora. Porque solo vives tras los deseos de satisfacer tus pasiones y ambiciones.

Revísate, hermano querido, cambia de actitud, permite que Dios entre a tu corazón, despójate de todas esas cosas negativas y verás como Dios sí te va a escuchar.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Matilde Farach.

Hasta la próxima.

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