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Cosas que solo pueden venir de Dios

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REFLEXIONES…

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Señores, dos mil años hablando de lo mismo, celebrando lo mismo, estremeciendo al mundo, tocando corazones y dejando mensajes de amor en el corazón de todos los seres humanos, sin importar credo, ni religión, ¿no les parece que esto viene de Dios, del Altísimo, del Creador?

En medio de una situación política muy complicada del reino de Judá, en la que incluso estaba en peligro la dinastía davídica, el profeta Isaías, por orden de Dios le anuncia al rey Ajaz que una joven Virgen iba a dar a luz a un Niño que se llamaría Enmanuel.

Tal como lo afirmaba el salmo 23 al decir que ese Niño que iba a nacer sería el Rey de la Gloria y que, si queríamos acogerlo en nuestra vida, debemos tener un corazón puro e inocente.

San Pablo y San Mateo lo afirman luego y nos anuncian que se cumplirá lo que Dios le había anunciado a Ajaz, en el 734 año a. C., siete siglos antes: una joven Virgen, llamada María, daría a luz a Enmanuel, es decir, a Dios con nosotros.

Caramba, amigos, no es esto mucha coincidencia, frente a la indiferencia del rey Ajaz, que no quiso complacer a Dios pidiéndole una señal, el profeta anuncia lo que pasaría siglos después.

Entra luego en escena José, quien tenía sus propios planes, humilde carpintero de Galilea, hacía poco se había despojado con una joven campesina llamada María, aunque todavía no vivían juntos, pero, sorprendido y consternado, al descubrir el embarazo de su prometida, decide no dejarse llevar por la ira, denunciándola ante las autoridades, tuvo compasión de ella y decidió repudiarla en secreto.

Tal como sucedió con Ajaz, Dios habló con José para comunicarle sus planes salvíficos, los cuales estaban a punto de cumplirse. José a diferencia de Ajaz, confió totalmente en Dios.

Yo me imagino el alivio que sintió José cuando el ángel le comunico que María no era pecadora, sino todo lo contrario, pues había aceptado ser la Madre de Dios.

Esto mismo sucede hoy con nosotros, somos hijos de Dios, y Él nos habla permanentemente invitándonos a aceptar su plan salvífico anidando en nuestro corazón al mismo Hijo de Dios; o somos un Ajaz o somos un José.

Víctor Martínez te invita a meditar en estas Navidades el plan salvífico que Dios tiene para ti, para tu vida, para tu familia, siendo consciente de que debes escuchar con atención la Palabra de Dios y actuar según su voluntad, acogiendo a Jesús en tu corazón, tal como lo hizo José.
Ojalá el Niño Dios que nació aquella noche en Belén nazca en tu corazón dejándote mucha paz y amor y derramando en tu hogar muchas bendiciones.

Gracias a la Fundación Farach, estas bendiciones están llegando a cada corazón que nos escucha.

Hasta la próxima.

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