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Crímenes de doble impacto

Cada cierto tiempo la vida nos sorprende, y ahora, tras el trágico final de Emely Peguero y el fruto de su vientre, el fantasma de la muerte regresa.

La posibilidad en el vientre inexperto se quebró junto a la angelical portadora, pues en donde se mezclan la política satanizada y el odio a la pobreza, la sobrevivencia es casi nula.

Melina Lorenzo, allá en su natal Jarro Sucio, nunca habría tenido acceso a la carta que escribió en su momento Oriana Fallaci a un niño que no llegó a nacer, pero el parentesco, al margen de ingredientes políticos, se conjugan.

Que el escenario en la provincia Espaillat (Moca), así como el de San Francisco es diferente, perfecto. Pero ambas muertes encajan en el calificativo de doble impacto, por el estado de preñez de una y otra.

Además, todavía en el hogar de Melina, es decir en Jarro Sucio, los campesinos siguen aferrados a la tierra, no obstante, al saber el final de una vida, la mentalidad se ha transformado en odio y rebeldía contra los responsables. Es decir, han empezado a cocinar una paila de odio y rebeldía contra los asesinos y sus profesores.

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