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Cárcel preventiva en Higüey está convertida en un infierno

  Parece un cementerio de hombres vivos 

Por Augusto Álvarez

La cárcel preventiva de Higüey, una ciudad ubicada en la turística región Este de República Dominicana, específicamente en el lugar donde está ubicada la Basílica de La Altagracia, está convertida en un verdadero purgatorio, un cementerio de hombres vivos.

Preferiblemente, resultaría más importante, que sean las propias autoridades, quienes elijan un calificativo, para designar esta vergonzosa cárcel preventiva, donde COVID-19 para estar “muerto risa”, porque tiene el camino despejado para operar libremente.

De lo que se trata es de una asqueante realidad, en la cual, los despojos humanos permanecen enjaulados, bajo la protección de una autoridad, que al igual que quienes esperan la muerte, también están expuestas, al no respetar el distanciamiento.

Difícilmente en la lejana Nigeria, ni en el cercano Haití, puede encontrar una crudeza similar, que a la existente en la prisión preventiva de Higüey.

En ese hacinamiento o purgatorio, los prisioneros parecen estar a la espera de la otra muerte, pues ya murieron de hambre y de falta “atenciones».

Los reos están condenados a muerte…

Dado el estado de hambruna que, por siempre se vive en el pueblo haitiano, cualquiera  pondría en duda que el degradante cuadro que se da en la cárcel preventiva de Higüey, encuentre alguna similitud.

¿Es posible que las autoridades nacionales conozcan de este capítulo que avergüenza a un Estado de derecho, enclavado en la principal zona turística del país?

Escapa la realidad de dicha prisión a la responsabilidad de la Dirección de Prisiones y, por ende, a la Procuraduría General de la República?

La cárcel preventiva de Higüey, es ante la vista de todo, una especie de cementerio de vivientes, donde sus ocupantes esperan la muerte.

 

Es posible que, a partir de ahora, esa situación cambie, pues que lanzó el grito de desesperación, para que las autoridades busquen una solución a esa vergonzosa situación, ha sido nada más y nada menos, que el obispo de la Diócesis de Nuestra Señora de La Altagracia, monseñor Jesús Castro Marte.

Castro Marte deploró el jueves las condiciones inhumanas vividas por los reos de la cárcel preventiva de Higüey, que a partir de ahora debiera cambiar de nombre, y llamarse, penal purgatorio preventivo de Higüey.

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