Donald Trump: La migración legal
Lo esencial del debate político 2024 en Estados Unidos
La migración en los Estados Unidos de Norteamérica, coincide con el ideario de libertad y democracia que atrajo a muchos hombres y mujeres de Europa.
El ideario de la dirigencia norteamericana, para establecer una República Democrática en contraposición a la Monarquía existente en Europa y los grupos privilegiados de los monarcas, con sus reyes, príncipes, condes, condesas y caballeros así como los privilegios de esa clase gobernante dominante.
La idea de salir hacia Europa, para construir un mejor proyecto de sociedad, fue en la mitad del siglo XV interpretada por el Cardenal Nicolás de Cusa, quien estableció el programa de navegación internacional para el Pacífico y el Atlántico, con lo cual se establecieron relaciones con otros pueblos del mundo, sobre la base de establecer formas soberanas en los propios gobiernos, cuyo estado nacional se prepare o se preparaba para una nueva civilización, como lo construyo Estados Unidos.
El gran Tomás Moro, representaba esas grandes ideas y muchas personas en Europa, cansado de la corrupción y de los títulos nobiliarios, apertrechados en los reyes y reinas con sus dominios feudales, rompieron en forma valiente en procura de la igualdad entre los hombres y ahí realmente está la etiología de la sociedad norteamericana, cuya carta fundamental de creación política y social, constituye un verdadero enfrentamiento de los hombres libres de esa época, en contra de las ideas aristocrática de los gobiernos de élite y de la carga europea, que constituye los grupos oligárquicos con sus casos de contrataciones de esclavos en la conducción de la sociedad del viejo mundo del medievo.
En Estados Unidos las características de la colonia de la bahía de Massachusetts, se convirtieron hasta cierto punto junto a las colonias de Pensilvania y posteriormente el desarrollo de Virginia en el siglo XVIII, en un gran referente de refugio para los que postulaban la libertad y la democracia y por eso los Estados Unidos de Norteamérica concitaron la presencia de mucha migración europea, en procura de levantar una república libre y democrática y sin ataduras, referenciadas en las cortes nobles sanguíneas y mucho menos, súbdito de Reyes feudales corruptos aristocráticos.
Conforme lo establece el gran doctrinario norteamericano, Lyndon H. LaRouche, las ideas de los Winthrop fueron las que se levantaron y validaron en Massachusetts, secundadas por los Mather, (Cotton), quien a su entender produjo a Benjamín Franklin.
Y refiero este, pues el presidente Donald Trump, ha rescatado ese legado, ha apostado a su propia Nación y ha prometido Dios, mediante, revertir el concepto globalista-unimundista, de nuevo feudalismo mundial en manos de la sinarquía mundial, y carteles de metales, armamentos, farmacéuticos, financieros, tecnológicos, medios de comunicación, así como el crimen organizado.
Fueron los tiempos en que los dirigentes norteamericanos se erigieron en independientes, ‘’abajo el rey, ’’ pero independientes del parlamento británico y el territorio norteamericano atrajo a gente de muchas partes de Europa.
Subraya Lyndon H. LaRouche, en un famoso discurso dictado en Washington frente a un grupo de diplomáticos, políticos, sindicalistas y miembros del movimiento de juventudes Laruchistas (11 de enero 2006).
Al hablar de su familia y sus vínculos ancestrales genealógicos con los Presidentes Bush y del otro grupo en Quebec, a través de la familia Colbett en el segundo trimestre del siglo 17, destacando la participación de su familia en el primer regimiento de caballería de Rhode Island, para combatir la esclavitud, Junto a los Irlandeses que escapaban de Europa, se incorporaron a la nación norteamericana a través de sus ancestros los Condons y los O’Grady.
En síntesis nos dice uno de los políticos más extraordinario que existió en los Estados Unidos de Norteamérica, que la Nación norteamericana se construyó sobre una tradición, no de huir, no de gente pobre, si no de ciudadanos europeos que representaban lo mejor de Europa, pues creían en una República o algo que llamaban República y eso constituye su fortaleza como meta y como objetivo de vida en territorio norteamericano. República vs Reinado Feudal; fue la antítesis.
Es decir, establece el señor LaRouche, «que los europeos forjadores de los Estados Unidos de Norteamérica, llegaron a las tierras de lo que hoy es Norteamérica, con la convicción de formar una república, que fuera el símbolo, que fuese un bastión, para edificar una nación democrática y en libertad sin títulos nobiliarios.’’
Refiere, además, ese gran líder, que la última vez que históricamente el pueblo norteamericano resurgió en verdad, con sus ideas democráticas y la innegociable libertad de sus ciudadanos, se presentó durante la Segunda Guerra Mundial, que pese al ataque de Pearl Harbor, el establishment norteamericano se propuso salvar el mundo y así se logró, sobre todo con los acuerdos de Bretón Woods.
Muchas veces me pregunto igual que ese gran líder norteamericano, ¿qué clase de mundo nosotros estamos construyendo ante todas estas amenazas de guerras nucleares? y tantas pequeñas guerras regionales que mantienen en vilo al mundo terráqueo por completo en que vivimos.
Y nos preguntamos, igualmente, qué clase de mundo queremos, qué clase de sistema queremos y qué tipo de justicia deseamos aplicar para agregar valores nobles de convivencia a los ciudadanos en cualquier nación del mundo, respetando la dignidad humana, como fue el postulado de la Revolución Francesa, luego de la toma de la Bastilla.
Por eso concluyo como me inicié en el relato de este artículo, la migración no es un derecho de quienes llegan y se aposentan en nuestro territorio, por el contrario, constituye realmente un privilegio para quienes llegan a nuestras tierras y disfruta de nuestras costumbres y nuestra acogida, amén del sacrificio fiscal que hace el Estado nacional en favor y provecho de esos migrantes acogidos legalmente en nuestros territorios, debe estar regulada como propone el presidente Donald Trump, con carácter de emergencia.
Nuestra patria dominicana invadida por el desastre de la migración Ilegal, debe y tiene la obligación de repudiar, el accionar artero y maligno de quienes se oponen a la regularización y expulsión de los vecino haitianos, entrampado en su propio infierno, que tantos nos atacan en círculos internacionales y pretenden que naciones extranjeras, le entreguen nuestro espacio vital y destruir nuestras costumbres basadas en Dios, Patria y Libertad.
Que Dios proteja al presidente Donald Trump, en esta batalla por la identidad de su pueblo norteamericano, y que ese accionar se refleje en nuestra patria, de Duarte, Sánchez y Mella.