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Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
En los manuscritos encontrados en Sana’a, los «subtextos» revelados usando luz ultravioleta son muy diferentes del Corán de hoy.
Gerd R. Puin creía que esto significaba un texto en evolución. Lawrence Conrad usa una frase similar para la biografía de Mahoma. Porque, según sus estudios, la visión científica islámica sobre la fecha de nacimiento del Profeta hasta el siglo II de la Hégira había exhibido una diversidad de ochenta y cinco años.
Los acompañantes de Mahoma, según las tradiciones musulmanas, empezaron a registrar las azoras de forma escrita antes de que su líder muriera en el año 632. Esta práctica de escribir las «revelaciones» a medida que le llegaban al profeta era una libertad que todos los testigos de los momentos en que ocurrían las revelaciones podían tomarse. Según la tradición islámica, entre todos los coranes que existen hoy y han existido no hay ninguna diferencia; existe solo una versión del Corán, cuyas azoras escritas se citan con frecuencia en las tradiciones.
Por ejemplo, en la historia de la conversión de Úmar ibn al-Jattab (momento en que Mahoma todavía estaba en La Meca), se dice que su hermana estaba leyendo un texto de la azora Ta-Ha. En Medina, se dice que alrededor de sesenta y cinco acompañantes actuaron como escribas para él en algún momento o en otro. El profeta los llamaba para que escribieran las «revelaciones» justo después de tenerlas.
Una tradición documenta que la primera recopilación completa del Corán fue hecha durante el mandato del primer califa, Abu Bakr as-Siddiq. Zayd ibn Thábit, que había sido uno de los secretarios de Mahoma, «reuniendo el Corán a partir de varias piezas de hueso y de los pechos (es decir, ‘los recuerdos’) de los hombres». Esta recopilación fue conservada por Hafsa bint Úmar, hija del segundo califa Úmar y una de las viudas de Mahoma.
Durante el califato de Utmán ibn Affán, hubo disputas relativas a la recitación del Corán. En respuesta, Utmán decidió codificar, estandarizar y transcribir el texto. Se dice que Utmán comisionó a un comité (que incluía a Zayd y varios miembros prominentes de Quraysh) para poder producir una copia estándar del texto.
Según algunas fuentes, esta recopilación se basó en el texto conservado por Hafsa. Otras versiones indican que Utmán hizo esta recopilación de manera independiente y que el texto de Hafsa habría sido llevado adelante y que, al final, se encontró que los dos textos coincidían perfectamente. Sin embargo, otros documentos omiten por completo referencias de Hafsa.
Los eruditos musulmanes afirman que si el califa hubiera ordenado la recopilación del Corán, este nunca habría sido relegado al cuidado de una de las viudas del profeta.
Cuando terminó el proceso de recopilación, entre los años 650 y 656, Utmán envió copias del texto final a todos los rincones del imperio islámico y ordenó la destrucción de todas las copias que difirieran de la nueva versión.
Varios de los manuscritos, incluyendo el manuscrito de Samarcanda, son reivindicados como copias originales de las enviadas por Utmán; no obstante, muchos especialistas, occidentales e islámicos, dudan que sobreviva algún manuscrito utmánico original.
En lo que respecta a las copias que fueron destruidas, las tradiciones islámicas aseguran que Abdallah Ibn Masud, Ubay Ibn Ka’b y Alí, primo y yerno de Mahoma, habían preservado algunas versiones que diferían en algunos aspectos del texto utmánico que es considerado ahora por todos los musulmanes.
Los especialistas musulmanes registran determinadas diferencias entre las versiones, las cuales consisten casi totalmente en variantes léxicas y ortográficas o diferentes conteos de versos. Se ha registrado que los tres (Ibn Masud, Ubay Ibn Ka’b y Alí) aceptaron el texto utmánico como la autoridad definitiva.
La versión de Utmán se compuso según un viejo estilo de escritura árabe, que no incluía vocales, razón por la cual se puede interpretar y leer de varias formas, sin contar los significados supuestamente «profundos». Este escrito utmánico básico se ha llamado rasma y, con algunas diferencias menores, es la base de varias tradiciones orales de recitación. Para fijar estas recitaciones y prevenir cualquier error, los escribanos y eruditos comenzaron a anotar las rasmas utmánicas con varias marcas diacríticas —puntos y demás— para indicar la forma en que las palabras debían ser pronunciadas.
Se cree que este proceso de anotación comenzó alrededor del año 700, poco tiempo después de la compilación de Utmán, y que terminó aproximadamente en el año 900. El texto del Corán más usado en la actualidad está basado en la tradición de recitación de los Hafsa, tal y como fue aprobado por la Universidad Al-Azhar de El Cairo, en 1922.
Víctor Martínez continúa ampliando la cultura de todos ustedes y de mostrándoles cómo Dios está en todas partes.
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