El COVID-19 falló y la Policía lo mató
Por Augusto Álvarez
Al momento de ser asesinado, George, simplemente George, pues a la muerte no le interesa que se apellide Floyd, ni siquiera el color de su piel, pero dada su condición de afroamericano, para la Policía construía una razón para morir, y lo murieron.
Signado para morir sin aires, George Floyd, cuando gritar dijo: «Por favor, no puedo respirar», y pese a las reiteradas quejas, las gruesas manos del blanco oficial seguían apretando la garganta del negro.
Al parecer, cada cierto tiempo, el racismo dentro de los cuerpos policiales, en Estados Unidos, impone su sello distintivo, ahora correspondió a Minneapolis, antes, fue la tragedia racial de Los Angeles.
En abril de 1992, la policía y la justicia de Los Angeles se ensañaron contra el taxista de color Rodney King, lo eliminaron y con él, a 54 personas más, mientras miles de manifestantes fueron apresados.
La maquinaria policial en los distintos estados de la Unión americana, cuando de aplastar y reprimir se trata, puede pausar, pero nunca detenerse.
¿Qué pasará ahora en la policía y la justicia en Minneapolis? El gobernador y el alcalde, ya han preparado un plan B, para dar respuesta a los afroamericanos…?
