El cuento de las cápsulas, ni ellos mismos se lo creen
Por Augusto Álvarez
Para defender la “honorabilidad” de quienes están en la Intendencia de Armas de la Policía Nacional, vamos a ponernos más bruto y creer que un experto echó un guangua en ese organismo.
Incluso, cada cierto tiempo, la historia de la corrupción se repite.
En la Intendencia de Armas de la Policía existen más cámaras que en la reserva federal de Estados Unidos, a los que se agregan expertos en inteligencia. ¿Fallaron?
Ahora bien, ¿la cadena de mando empieza y termina en la comandancia de la Intendencia, y nadie sobre él?
Durante la administración del doctor Salvador Jorge Blanco, un escándalo de corrupción entre encargos de la Intendencia General de la Policía hamaqueó a varios coroneles, sin mancha en la institución, hasta ahí…
Ahora, la historia envuelve la “desaparición” de cápsulas que se sospecha, la mayoría fueron a manos de las bandas criminales haitianas. Otra parte, se dice fueron a negocios de particulares, pero relacionadas con compañías de seguridad.
Hasta simples policías, sin rangos, están entre los implicados en el “negocio” de cápsulas qué desaparecieron como por arte de magia de la ¿Intendencia de Armas? del cuerpo de orden.
Realmente, ¿salieron dichas cápsulas de Intendencia o nunca llegaron? ¿Firmó el intendente acuso de recibo para no poner en peligro su carrera?
En materia de corrupción hay cosas que se ven y otras que sí se ven…
Calladito te ves más bonito, y más cuando no existe la cadena de mando.
Lo difícil, y ahí sí estamos perdidos, no comprendemos nada de lo que comenta, de lo que se alega, cuando se dice que las cápsulas “volaron” desde la Intendencia de Armas de la Policía.
Créanme, ese cuento es difícil de admitir, salvo que exista un túnel secreto debajo del asiento del intendente.
Pero, eso es posible. Si un recluso logró en unos 5 minutos hacer un hoyo en un autobús en movimiento, repleto de prisioneros, y escapar, y nadie se dio por enterado, para el intendente de Armas de la Policía, no sería difícil construir un túnel secreto, debajo de su asiento, al estilo “El Chapo” Guzmán, en México, y enviar, desde allí, las cápsulas hacia Haití.
Sea usted el crítico de la historieta, pues nosotros nos damos por no enterado.