El doble escenario para el presidente Abinader
Por Augusto Álvarez
Gritar detrás de una mampara contra un Presidente, en Estados Unidos no se criminaliza hasta tanto se produzca un desborde de pasiones.
En esas condiciones un segmento de la diáspora dominicana en Nueva York recibió al presidente Luis Abinader, ante la impotente mirada de una escolta que fuera de las fronteras nacionales, carece de autoridad.
El lenguaje utilizado por la diáspora contra el presidente dominicano, en el escenario norteamericano, carece de los elementos que ameriten criminalizar a los manifestantes que vociferaban todos los improperios, verdaderos o no, contra el mandatario dominicano.
Si eso hubiese sido en territorio dominicano, otro gallo hubiese cantado, aunque se permitió, el mismo, que haitianos insultaran e irrespetaran la figura presidencial.
Haitianos ante el Palacio Nacional
Mientras el presidente Abinader asistía a una actividad en la Gran Manzana, la sabiduría de los haitianos (con o sin documentos legales), y sus cómplices, piquetearon la parte frontal del Palacio Nacional, alegando ser tan dominicano como el propio presidente Abinader.
Naturalmente, de producirse una agresión violenta de la Policía Nacional contra los haitianos se hubiese producido un escándalo, un bullicio en contra de los dominicanos, habría sido una victoria para los vecinos.
Empero, no hubo tal bullicio, pero el papel de la Policía Nacional, y de la seguridad del Palacio Nacional, no debieron permitir, que extranjeros, legales o ilegales, se apostaran frente a la casa de gobierno a irrespetar al mandatario dominicano.
La figura del Presidente debe ser respetada por todos, especialmente por los extranjeros, que ni siquiera hablaban correctamente nuestro idioma.