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El Sagrado tema de la Eucaristía

REFLEXIONES...

 AYÚDAME A SALVAR UNA VIDA 

 

 

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Ante todo, deseo aclarar que conozco a fondo todo lo que acerca de la Eucaristía nos señalan las Sagradas Escrituras y el Catecismo de la Iglesia Católica, además de mis estudios realizados como ministro y diácono por años.

Es la Eucaristía el Sacramento instituido por Jesucristo, más solemne, más importante, mediante el cual, por las palabras que el sacerdote pronuncia, se transustancian el pan y el vino en el cuerpo y sangre de Cristo, es un gesto de acción de gracias, siendo el centro del catolicismo, celebrado en el acto más elevado de toda la Iglesia, la Santa Misa.

La Eucaristía enaltece la dignidad humana, nos llama a una correcta relación con Dios, con nosotros mismos y con los demás, enviándonos como misioneros de Dios a transformar nuestras comunidades y al mundo.

De nada sirve recibir la Eucaristía para llevarla en nuestro interior de manera egoísta sin dar muestras, ni testimonio de la presencia de Dios en nosotros a través del perdón y el amor al prójimo.

Para recibir la Eucaristía se establecen una serie de requisitos y condiciones que debemos tener en cuenta antes de comulgar, entre ellas, el examen de conciencia, la contrición de nuestros pecados y se nos exige incluso la confesión de nuestros pecados mortales, es la acción de limpiar el alma, el interior, para recibir la presencia del Espíritu Santo en nosotros, el cual expulsamos cuando estamos en pecado.

Estas palabras tomadas de las Sagradas Escrituras nos recuerdan la importancia de tener nuestro interior preparado para recibir al Padre:

“Señor no soy digno de que entres en mi casa; pero una palabra tuya bastará para sanarle” (Mateo 8,5). “El cuerpo de ustedes es como un templo, y en ese templo vive el Espíritu Santo” (1 Corintios 6:19).

Ahora bien, he aquí una serie de inquietudes que giran en torno a este importante Sacramento: ¿Quién puede decir si tú estás o no preparado para recibir la Eucaristía? Es algo muy personal de cada cual, solo nosotros sabemos si podemos acercarnos o no a recibir al Señor, a Dios, no lo podemos engañar.

¿Cuáles son los requisitos que debe reunir quien está celebrando la Santa Misa o distribuyendo la Comunión? ¿Qué sucede cuando un ministro en pecado mortal, sin confesar, se sube al altar a celebrar la Santa Misa y repartir la Eucaristía? ¿Por qué una pareja casada por la Iglesia, pero que conviven sin amor tienen derecho a recibir la Eucaristía y otra pareja que no se puede casar por la Iglesia, pero en quienes existe un inmenso y verdadero amor con una hermosa familia, tienen la prohibición? ¿Es culpable una santa mujer divorciada cuyo esposo la abandonó, de ese divorcio? ¿Acaso el hecho de usted acercarse a recibir la Eucaristía no es un gesto de arrepentimiento, de contrición, de amor a Dios, que lo prepara de inmediato para recibirlo y ser acogido por Él? ¿No hemos estado relajando y desacreditando cada día más el sacramento de la reconciliación o confesión, y se dan situaciones en las que los feligreses incluso nunca encuentran al sacerdote, disponible?

Víctor Martínez tendría una respuesta adecuada para cada una de estas interrogantes que tantas personas me han hecho siempre, pero las respuestas se van tornando cada vez más ilógicas.

Lo triste es que por las razones que sean cada día menos gente se acerca a recibir ese gran alimento espiritual, por cargar con conflictos internos que solo la presencia de ese mismo Dios a través de la Eucaristía, pudiera curar, pues si tenemos fe sabemos que para Dios nada es imposible y Él sana corazones heridos, limpia el alma y nos transforma.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestro exalumno muy agradecido.

Hasta la próxima.

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