En tiempo de coronavirus… ¡Apareció Pepito!
Pepito estaba perdido, no se veía ni por los centros espiritistas. De repente, y en tiempo de coronavirus, surge como por arte de magia y se dirige a casa de Petronila, su maestra.
La maestra, como siempre, lo recibe con algarabía, pero en esta ocasión, sin besos y sin abrazos, por causa Covid-19.
De pronto, Pepito preguntó a su maestra: ¿Por qué hoy hay tantos millonarios que ayer eran pordioseros?
¿Y a quiénes te refieres, Pepito?, respondió la maestra.
Pepito: ¡Oh, maestra, a las bocinas…!
Pero, Pepito, las bocinas son electrónicas.
Pepito: ¡Anjá! Y las que hablan por radio y televisión, como cotorras, repitiendo lo que les dicen.
Maestra: Pepito, esos son comunicadores.
Pepito: Sí, maestra, pero son bocinas.
Maestra: A ver, Pepito, ¿por qué son bocinas?
Pepito: Ellos, por ejemplo, defienden a alguien, aunque no tenga razón… Tratan de hacer ver, lo que realmente no es… Defienden la corrupción y dicen que es un mal necesario… Exhiben la impunidad como una tacita de cristal… Hacen que un inocente aparezca como culpable… Hacen creer que el culpable de lo que yo hice, muy mal, eres tú… Cometen atrocidades, para culparte a ti.
Maestra: ¡Ya, basta, Pepito! Déjalo ahí… ¿Pero, y cuánto vale eso…?
Pepito: Búsquelo en las redes, maestra… búsquelo en las redes… ahí está todo.