REFLEXIONES: Dios es muy sabio
Hola amigos, ¿qué tal? En verdad que Dios es muy sabio, me he pasado la vida predicando retiros a los muchachos en casi todos los colegios, a los adultos en las parroquias y en las comunidades en las que he sido invitado, este último año he extrañado ver frente a mí innumerables personas en busca de la verdad y tuve que optar por un retiro familiar de tres días vía zoom.
Gracias a quienes me acompañaron en la coordinación, pudo ser posible.
Asistieron 65 familias, alrededor de 200 personas si calculamos parejas e hijos, para mi sorpresa muchos adolescentes, he aquí una carta recibida:
Don Víctor: Quiero darle las gracias por su retiro de semana santa, Dios lo siga bendiciendo, iluminando y conduciendo, en mi casa somos una familia de cinco, mi esposo y yo, un niño de 8 años, una de 12 años y otro de 16 años.
Me dio trabajo lograr que todos estuviéramos frente a la pantalla escuchando su retiro, pero lo pude lograr, el primer día, mi niño quedó emocionado y nos preguntaba que cómo Dios nos bendecía y nos daba su amor si nosotros no íbamos ni a la Iglesia, este fue el gran ejercicio espiritual que tuvimos que hacer en reunión familiar para darle explicaciones, pero nos avergonzamos de la expresión: “si nosotros no íbamos ni a la Iglesia”.
El segundo día le dio duro a mi esposo, las pruebas que pasaba Job, le fueron quitando la corteza y la dureza de su corazón, pues se dio cuenta de que había sido injusto culpando a Dios por todo lo que hemos estado pasando, al acostarnos ya solos en la cama, lloró desconsoladamente, fue como si se le removieran las fibras del alma.
El tercer día consideré que usted había sido muy crudo hablando a los adolescentes, sin embargo, mi hijo que es muy difícil, solo expresó, “ese señor me convenció, quiero hablar con él, en verdad que conoce y comprende lo que se mueve”.
Yo por mi parte no dejo de dar gracias a Dios por todo esto y por usted, ojalá no tengamos que esperar un año para otro retiro.
Víctor Martínez al leer este testimonio se dio cuenta una vez más que tal como nos dice en Corintios, “lo que me hace fuerte, es reconocer que soy débil”, gracias Dios por utilizarme en medio de mis flaquezas, necesidades y angustias.
Hasta la próxima.