INDIGNACIÓN Y PROTESTAS EN ESTADOS UNIDOS
Una mentira ante un asesinato de odio
El asesinato de GEORGE FLOYD ha causado gran indignación en todo el territorio Norteamericano y también en el viejo continente Europeo, ya que en Alemania han surgido protestas de solidaridad contra el crimen horrendo y bochorno, realizado con odio racial, en la ciudad de Minneapolis.
¿Que originó la indignación y la sublevación de todo el territorio Norteamericano?
La primera explicación oficial de la policía local, llenó de furia e irritación, al comprobarse que el asesinato causado al señor Floyd fue un exceso policial y un crimen de odio. (Mintieron para encubrir).
La grabación de los hechos, por un testigo presencial, que colocó en las redes sociales ‘’toda la actuación ilegítima e ilegal de los policías actuantes’’, que ha desbordado en grado sumo, la indignación en contra del atropello y la violencia Institucional de los policías actuantes. (Protocolo de alteración policial).
De inmediato recordé las luchas en contra de la segregación por el color, negro, de la admirada, Dra. Amelia Robinson, a quien conocí en el Instituto Schiller, su sacrificio y el asesinato de su esposo, Abogado, junto a extraordinarios pastores evangélicos, como Martin Luther King y el liderazgo inconfundible del presidente John F Kennedy, que lograron la «Ley de los Derechos Civiles y Políticos’’, donde se reconoció la igualdad de los seres humanos no importando el color de la piel ni su origen, ni la raza.
Más de 40 ciudades norteamericanas se encuentran en estado de emergencia y bajo el toque de queda, para controlar las protestas, que en muchas ocasiones son aprovechadas por los vagabundos y violentos desempleados, que constituyen un ejército de más de 40 millones de parados o sin empleo.
Pero como un pueblo civilizado, la gente ha salido a reprochar la actuación policial y mucho más, la versión mentirosa y cómplice del crimen de asesinato que ha sido contrastada, no solo ya por el vídeo aficionado de una testigo presencial, sino también por una necropsia independiente propuesta por la abogada de la familia del negro Floyd, vilmente asesinado, que ha evitado la manipulación de la prueba o experticia médica.
En alguna ciudades, los policías se han unido a la protesta y han dado signos inequívocos de solidaridad, llegando incluso, a arrodillarse junto a los manifestantes que los abrazaba por el bello gesto ante el crimen horrendo, en el Distrito de Queens y en Manhattan o Miami.
Las organizaciones sociales y los grupos de presión se han hecho presente ante la vileza y el crimen de odio y figuras emblemáticas han elevado su voz, en contra del abuso de poder propiciado por la patrulla policial de Minneapolis. Como ha sido el caso de Chiara Di Blasio, hija del alcalde de New York, 25 años, arrestada en la calle 12 con Broadway, a las 10:30 de la noche.
En medio de esta pandemia del coronavirus, la gente salió a protestar para que se respeten los derechos humanos y en los Estados Unidos reivindican los valores de los padres fundadores de esa Nación y las luchas de tantos hombres y mujeres que creen fielmente en el sueño Norteamericano y que Martín Luther King configuró en su hora, luchando contra la discriminación, le dijo al pueblo de su época, ‘’que había tenido un sueño de igualdad entre todos los seres humanos de su Nación, y el Mundo. ’’
En este siglo XXI el planteamiento de la segregación o de la supremacía racista constituye un verdadero atraso y por demás una ironía, que no solo genera inconformidad sino que además ha movilizado sorprendentemente a toda una población en medio del Covid – 19, y la reacción con los disturbios, no puede ser resuelta con más violencia Institucional, lanzando la guardia a la calle y mucho menos pillajes y disturbios callejeros, que desacrediten ‘’la toma de conciencia crítica’’ generada por el asesinato de GEORGE FLOYD.
La protesta pacífica y las manifestaciones de buena voluntad por parte de muchos, en rehabilitar los negocios destruidos, nos da un buen mensaje de la calidad humana de los ciudadanos Norteamericanos, que han salido a las calles a protestar enérgicamente en contra de un hecho trágico violento y desproporcionado, que causó la muerte y que ha puesto en peligro el debido proceso y la tutela judicial efectiva que la Constitución de los Estados Unidos en su quinta enmienda protege a todo Ciudadano Norteamericano.
Desde el Caribe, en donde he nacido, desde esta mitad de la isla (República Dominicana), en donde vivo como dominicano, al observar ese crimen en contra de GEORGE FLOYD, nos solidarizamos con la protesta pacífica y enérgica y, asimismo, exigimos un juicio penal en donde se garantice a los familiares del joven asesinado, una prolija, independiente y verosímil investigación y se castigue en forma ejemplar tan execrable crimen, amén del duelo junto a su familia.
Finalmente, resulta chocante y hasta una dicotomía, que el pasado sábado, desde Cabo Cañaveral, en 19 horas, si haya logrado el acoplamiento de dos astronautas en el espacio sideral y en la tierra de esa misma nación, existan manifestaciones raciales superadas en el siglo XX con mucho dolor y mucha sangre. Y contrarios a los principios cristianos que en cuyas enseñanzas doctrinales, nos enseñaron: que somos todos iguales, a imagen y semejanza de nuestro señor Jesucristo.
LA RESPUESTA DE REPRESIÓN
La frase de que: ‘’Cuando empiezan los saqueos, empiezan los disparo’’, ha desatado mucha rabia e ira, pues fue la frase de aquel 17 de diciembre del 1967, del señor Walter Headley, jefe del Departamento de Policía de Miami, una especie de “declaración de guerra”. “Un doloroso recuerdo”, para la población afroamericana.
El presidente Donald Trump aclaró que no pretendía amenazar, pero olvido el peso político e histórico de esa frase en el pasado.
La intensidad de la guerra mediática en este caso, alcanza profundo niveles frenéticos.
Auguramos que el liderazgo partidario se exprese con ecuanimidad, como ya lo han hecho Barack Obama y Joe Biden, pidiendo un régimen de consecuencias penales y cero impunidad ante el crimen de odio policial y así la protesta pública, cumpla su objetivo; restituir la vigencia de los derechos civiles y políticos, sin privilegios ni distingos de raza, enmendando los protocolos policiales de mala práctica y abuso arbitrario de la fuerza del orden.