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Juan Bosch, el cabo y Balaguer

La figura de vicepresidente resulta, en algunos países, altamente cuestionada o absorbida por quien la seleccionó. Esto, la ligera excepción de Estados Unidos, donde la constitución constituye un acorazado imposible de violentar.

Casi siempre nos preguntamos ¿hasta dónde tiene poder de mando el segundo a bordo, en la conducción del Estado?

Veamos lo que en una ocasión dijo el profesor Juan Bosch… «Un cabo jefe de puesto tiene más autoridad (poder de mando) que el vicepresidente de la República».

Naturalmente, la casualidad o chepa, como categoría histórica en momentos especiales, provoca que la montaña alumbre.

Justamente, durante los gobiernos del doctor Joaquín Balaguer, fue donde se dio carta de veracidad a la afirmación de Bosch.

Un ejemplo que ilustra, o dio brillo a lo dicho por Bosch, en cuanto al cabo jefe de puesto, lo fue la prohibición a entrar al Palacio Nacional del vicepresidente Francisco Augusto Lora, en tiempo de Balaguer.

Conforme a con dicha prohibición, la situación del segundo de abordo en la nave del Estado, la vida política de Lora se extinguió, dejando para sus compatriotas una pálida estructura con el nombre de MIDA, que desapareció junta a su fundador.

Al ser electo candidato a Presidente, su dedo señala a alguien con cara de bonachón para que haga la función de estatua y conforme con un salario especial, mientras el cabo disfruta de los amoríos de amigas complacientes.

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